PPK y la Alianza por el Gran Cambio: Bajo el conjuro de la continuidad
APARENTA SER UN GRINGO BUENA GENTE. Trasunta la inocuidad propia de los tecnócratas, y aunque proyecta cierta condescendiente y tolerable imagen de ser algo tonto, no nos equivoquemos, Pedro Pablo Kuczynski no tiene un pelo de cojudo. No es un nerd de la política, es alguien que ha calculado fríamente sus posibilidades de disputar la Presidencia de la Republica el 2011, sabe bien que para tentar la posibilidades de ganar en la política peruana más que un buen programa requiere una buena táctica –además la cartera llena- y en tal sentido no ha equivocado sus alianzas: PPK está expresando un contingente claramente definido de lo que puede ser la nueva derecha en el Perú para el segundo decenio del siglo XXI.
Ciertamente los orígenes de PPK no son nada ocultos. Aparece en el horizonte nacional desde los sesenta, proveniente del campo de las transnacionales de las cuales fue uno de sus hombres de elección para América Latina[1]. Colaboró como tal durante el primer gobierno de Fernando Belaúnde y durante su segundo gobierno fue ministro de Energía y Minas, puesto que desempeña con fría agudeza y claro manejo de quien responde al perfil de un emisario de las multilaterales[2], de un funcionario de confianza con todo el pedigrí de haberse movido en las altas esferas de poder, y como tal, con una foja de servicios intachable para el Imperio. En el 2001 llegó a colaborar con Alejandro Toledo como Ministro de Economía y Finanzas y se colocó el fajín de Primer Ministro del Gobierno de la chakana.
La Alianza por el Gran Cambio se define como un “frente de centro progresista”, y es el resultado de la convergencia entre el PPC, Alianza para el Progreso de César Acuña, el Partido Humanista de Yehude Simon, y el Partido Restauración Nacional del Pastor Humberto Lay. Si analizamos el espectro que esta alianza electoral intenta producir encontraremos una fuerte presencia en Lima, un intento por consolidar la presencia en el electorado de las regiones del norte del país, y con los gestos de acercamiento a ex candidatos regionales como Máximo San Román, extender sus predios hasta el sur andino.
Por cierto PPK disputará los votos del propio Castañeda y Keiko Fujimori, buscará desplazar a Alejandro Toledo, y aun cuando el APRA lo desmiente, terminará por opacar el perfil tecnócrata de Mercedes Aráoz. Por cierto la pelea de fondo es sobre la herencia de continuidad neoliberal, donde existe un claro consenso de los principales candidatos para garantizar un programa económico abierto al mercado, que incentive la inversión y acelere la integración de la economía peruana mediante los acuerdos comerciales. Lo que varía en cada cual son sus posturas frente a los programas sociales, respecto a la reforma del Estado y el proceso de democratización. Así tenemos que Castañeda y Keiko son los menos proclives a fortalecer la actuación democrática del Estado para garantizar los derechos ciudadanos aún cuando dicen gobernarán con un rostro social coartada de políticas abiertamente neo populistas; Toledo gobernará con la mano derecha en su política económica neoliberal y menguará sus efectos con una mano izquierda que empuñará ciertas políticas que puedan mejorar la distribución social, a su vez que un hipotético gobierno de PP mantendrá algunas banderas democráticas durante su gestión.
[1] Fue presidente del First Boston International y director del First Boston Corporation, antes fue socio de Kuhn, Loeb & Co. International y presidente de Halco Mining, Inc. en Pittsburgh. Esta información puede ser corroborada en la página personal del candidato: http://www.ppk.pe
[2] Luego del golpe que depuso a Belaúnde en 1968 fue Jefe de Planificación y Política del World Bank.
No sé qué resultará de esta alianza....pero con Acuña cuyo partido es justamente "Alianza para el progreso", la verdad que no le veo mucha fuerza, menos unidad a futuro.
ResponderEliminarPPK se va a difuminar entre varios aspirantes de su misma alianza....lamentablemente.