jueves, 14 de enero de 2010

El Voto Consciente



El año 2010 será en Perú un año electoral. En octubre los ciudadanos acudirán a las urnas para elegir 25 gobiernos regionales y 1,834 gobiernos municipales. La lógica del buen elector advierte que algunos partidos gobernantes serán reelegidos por la buena gestión pública desempeñada; otros, por el contrario, serán castigados ejemplarmente.


Pero ¿qué significa ser buen elector? Ser buen ciudadano, y ello pasa por superar la vieja categoría del “ciudadano - elector” para transitar hacia el “ciudadano – participante”. Un ciudadano participante se informa oportunamente, realiza tareas de incidencia política, participa en la elaboración de políticas públicas, vigila y audita los actos de gobierno y de administración.


Un ciudadano participante es aquél que no le teme a la política, no siempre partidaria, creyendo en su legitimidad como vía para transformar la sociedad; pero tampoco le teme a la organización social, desde donde puede también reivindicar determinadas políticas en función al colectivo que lo acoge.


La democracia electoral es necesaria pero insuficiente para ejercer ciudadanía activa. Por ello, en contiendas electorales, el buen ciudadano ejerce un voto consciente o voto responsable. Ahora bien, ¿es fácil ejercer el derecho fundamental al sufragio consciente? A continuación, 5 reglas básicas para emitir un voto consciente en octubre 2010 y abril 2011:


La primera regla es evaluar los partidos en contienda. En el espectro político del Perú existen partidos e imitación de partidos. Los primeros son los que hacen política sostenible en el tiempo, forman cuadros, tienen organización, son alternativa de gobierno, y sobretodo aspiran a la profesionalización de la política. Los segundos, se constituyen sólo como maquinarias electorales.


Segunda regla: Evaluar si los partidos tienen cuadros políticos o sólo improvisan con desconocidos. Los militantes, aún con sus deficiencias, están medianamente preparados para gobernar, siguiendo con disciplina la línea política del partido; los desconocidos, llamados “outsider”, nunca han hecho política. Creen ostentar legitimidad o capacidad de gobierno por tener cualidades ajenas a la política. Tienen liderazgo mediático, más no político.


Tercera regla: Analizar si el partido ya ejerció gobierno, o si el candidato ya fue gobernante. Posteriormente, es necesario examinar la forma de gobierno y la calidad de gestión pública que implementó. El estímulo en función a premios y sanciones debe estar presente en esta etapa decisoria. La corrupción, la ineficiencia, el autoritarismo, la ausencia de liderazgo, la mala gestión pública, son aspectos que deben quedar grabados en la memoria del buen elector.


Cuarta regla: Sentar posición en base a documentos programáticos y planes de gobierno. Las decisiones basadas en la retórica, en cuestiones estéticas, o en criterios subjetivos, usualmente se traducen en la elección de un pésimo gobernante. Por tal razón, los debates públicos de candidatos y la confrontación de ideas otorgan un mejor panorama para decidir.


Quinta regla: Comprobar si la política se está democratizando. Esto supone la renovación de líderes, el cambio generacional en las candidaturas, y la inclusión de amplios sectores sociales como el de mujeres, campesinos, jóvenes, amazónicos, discapacitados, etc. Nuevas caras demanda la política de hoy. Las oligarquías partidistas, el elitismo de sus dirigencias, y el modelo vertical, deben ser superadas por prácticas más funcionales.


Con estas reglas básicas, no taxativas por cierto, juzgue usted amigo lector. De un voto consciente dependerá el futuro de Ayacucho.


Jans Erick Cavero Cárdenas


cavero.j1@pucp.edu.pe