jueves, 22 de mayo de 2014

EL SICARIATO IDEOLÓGICO. LA DESCENTRALIZACIÓN COMO BLANCO

Haciendo de la descentralización culpable de todos los males de la sociedad peruana, y de los presidentes regionales prontuariados criminales, los genios de una revista local pretenden el absurdo de iniciar una contra reforma para derogar las leyes que han dado el marco a este importante avance para democratizar el Estado peruano

La ignorancia es atrevida. Cuando se junta con la complicidad constituye un crimen. Sin mayores argumentos que rasgarse las vestiduras por las escandalosas prácticas de corrupción y sus delitos (sospechas de asesinatos de opositores incluidos) que acusan hoy a César Álvarez, presidente regional de Ancash, los genios editores de la otrora "revista sin clase" cargan con todo contra el proceso de descentralización que vive el país. (*)

Echando mano al facilismo, los editores de la verdolaga revista, aparecen confundidos y terminan sorprendiendo a los lectores con supuestos donde regionalización es igual a descentralización, y acusando a la descentralización de todos los males habidos y por haber, con la pueril solución de que hay que derogar la “Ley de regionalización” (sic), pisándose los callos más adelante cuando cargan contra la Ley de Bases de la Descentralización y la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales por ser engendros de Toledo y García, propios de una fantasmal descentralización y atribuyéndoles el origen de los serios problemas de administración de justicia, de los mecanismos de control del Estado y de los conflictos socio ambientales, además de la corrupción, entre otros existentes en las regionales, con lo cual y meten en un mismo saco a Álvarez con Santos de Cajamarca, y lo peor, descalifican a los otros gobiernos regionales.
Pero ¿qué es lo que buscan estos sicarios ideológicos? Nada más ni nada menos que desconocer los avances de la reforma de Estado más importante de los últimos diez años, buscando condiciones para la profundizar la recentralización del Estado, debilitando a los gobiernos subnacionales, regionales y municipales, haciéndole el “desinteresado” favor a los voraces intereses del capital transnacional y nativo, particularmente de las empresas de la industria extractiva, las que quiere actuar sin regulaciones y tener carta blanca para convertirse en los nuevos poderes locales, haciendo de los territorios que los gobiernos regionales tienen a su cargo una regresión al centralismo que justamente fue la causa primera de las inequidades e injusticias del pasado, donde gamonales y la burguesía parasitaria eran los señores de horca y cuchillo para explotar a sus anchas y sin mayor oposición las ingentes riquezas de nuestras regiones.

Detrás del sicariato están presentes fuerzas retardarías ligadas a estas empresas y sus intereses, tanto en las regiones a través de sus caciques y caudillos locales que se benefician del mercantilismo existente, sin importarles el impulso al desarrollo local y regional endógenos, y sin preocuparse respecto a que los recursos mineros, gasíferos, petroleros y energéticos, entre otros potenciales, puedan traducirse en recursos y capacidades para lograr el despegue de las regiones y el bienestar de la población, principalmente rural, que secularmente han sufrido la pérdida de sus territorios y la extracción de las riquezas del subsuelo, sin que quede nada que aliente su propia producción tradicional, la modernice y la inserte a nuevos mercados.

Estos poderes parasitarios tienen aliados en la política oficial donde la derecha, el APRA y el fujimorismo, junto con remanentes de los poderes fácticos hoy adormilados, quieren despertar al Godzilla estatal, ese monstruo autoritario y avasallador útil para destruir la reforma descentralista y volver a concentrar todos los poderes en el gobierno central, sin importar los enormes costos sociales de tal regresión.

Sabemos de los muchos intentos de desmontar la descentralización, aun está fresca la coalición alanista para hacer fracasar el referéndum de 2005 e  impedir la conformación de las regiones económicas sirviendo a sus mezquinos cálculos electorales, y posteriormente las arremetidas de los gobiernos aprista e inclusive el actual, para recortar y controlar a los gobiernos regionales, existiendo en todos los casos una vocación interventora, y en el Gobierno de Humala la falta de una verdadera voluntad descentralista, pues no le interesa profundizar la descentralización. Al ministro Castilla poco le interesan las regiones como gobiernos autónomos porque las ve como territorios con recursos valiosos que puede someter a la oferta y demanda del mercado, y constituyen en tal sentido una fuente fresca de ingresos fiscales que puede controlar desde el MEF, pero ¿autonomía, reforma del Estado, participación ciudadana?, estas palabras no forman parte de su léxico.

De otro lado, somos conscientes que las propias autoridades regionales no han hecho mucho por emplear mejor las competencias y autonomía política, económica y administrativas que gozan sus gobiernos, y las demandas de más recursos y avanzar a la descentralización fiscal que pueda dotar de mejores recursos para el desarrollo de estas regiones, y también compartimos los cuestionamientos a aquellas autoridades que solo buscan el usufructo personal o servir a sus causas políticas sin importa mucho arriesgar la gobernabilidad democrática y el desarrollo, pero de allí a querer tirarse el árbol de la descentralización porque algunas de sus ramas requieren podarse constituye un riesgo central para la democracia en las regiones, y los derechos de la ciudadanía de elegir sus propias autoridades sin tutelas del gobierno nacional.

De allí que la tarea sea mejorar la performance de autoridades y funcionarios, realizar las reformas y reestructuración del aparato estatal regional, mejorar la eficacia y eficiencia de la gestión pública, desarrollar las capacidades institucionales, articular de manera más decidida los tres niveles de gobierno y abrirse a plataformas multisectoriales, profundizar la participación ciudadana enmendando las limitaciones en el presupuesto participativo y orientando los planes de desarrollo en perspectiva de la gestión y el desarrollo territorial, exigiendo al gobierno nacional culminar el establecimiento del sistema de planeamiento estratégico nacional y su correlato regional, entre otros.

No hay pues, por estas razones, tal simplicidad como los verdolagas que dirigen ahora la revista de marras nos quieren vender, es decir basta tan sólo con derogar las normas sin tomar en cuenta que habría que reformar la constitución de 1993, la cual fue modificada justamente para dar cabida a un Estado descentralista, sino pasar por un debate nacional obligatorio que debe darse en el Congreso, en los sectores del ejecutivo y la opinión pública, pero sobre todo desde la sociedad civil y los propios gobiernos regionales y locales, dar para reorientar y reimpulsar la descentralización nacional. Por todo ello hay que estar alertas y polemizar abiertamente contra estos sicarios ideológicos, que sabemos alquilan su pluma y sus medios periodísticos a favor de cualquier causa, no importándoles que estos temas nacionales se difundan con superficialidad siempre y cuando les permita vender más.
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(*) Editorial.  “La Ley de Regionalización debe ser derogada”.  Revista VELAVERDE.  Una revista sin clase. Número 64. Lima 19 de mayo de 2014


domingo, 18 de mayo de 2014



“La pluma es más poderosa que la espada”
CARLOS IVÁN DEGREGORI, PERIODISTA


 Hoy 18 de mayo se cumplen tres años de la partida de Carlos Iván Degregori, y tal como un retablo andino, su legado sigue mostrándonos diversas dimensiones de su vida y su obra. Esta vez recordamos su faceta como periodista, desde la prensa militante a ser uno de los impulsores de un nuevo periodismo que evidencia los fuertes lazos entre política, sociedad y cultura. 

Carlos Iván Degregori (CID) suma a sus diversas facetas como intelectual y político, la noble y a veces ingrata tarea de periodista. Nos hemos ocupado antes de sus otras dimensiones, pero solo de paso aludimos a la enorme importancia que CID otorgaba a la prensa. Reconstruir el itinerario de Degregori como periodista implicaría el correr de ríos de tinta y bobinas de papel. Dejaremos de lado sus primeras experiencias en la prensa partidaria, de momento, donde seguramente imbuido de la concepción “iskrista” de la prensa leninista (i), el periódico o revista se convertía en un arma de la organización bolchevique, un vehículo entre el partido y las masas, en esa tarea de "dar la línea política" a quienes esperaban les “instruyan” sobre el "¿qué hacer?". Pero Carlos Iván ya disentía de fines tan instrumentales, y somos testigos que aspiraba más a convertir la prensa política en un instrumento de educación popular de las clases subalternas, y a la vez el partido en un intelectual orgánico en el proceso de construcción de hegemonía, tesis conocidas entre quienes estudiaron el marxismo occidental de Antonio Gramsci, y por tanto ese esfuerzo de civilización y cultura socialista que significo L'Ordine Nuovo (LON) para los marxistas italianos (ii). Pero además, CID tenía cerca ese ejemplo creador y abierto a un nuevo tipo de periodismo con Mariátegui, quien a través de Amauta y Labor, sus dos grandes proyectos de cultura política que dejaron escuela de pensamiento fecundo y plural ligando la política con el arte, la literatura, y en general todas las manifestaciones de una sociedad en movimiento, convulsionada, en cambio permanente. Y lo más destacable, con una exquisita demostración visual y gráfica, con artículos, casi ensayos, eruditos pero tambien experimentales, donde podía encontrarse la avant-garde, formada por los consagrados pero tambien a los noveles que a la larga darían sus frutos a la cultura peruana. Por ello, Mariátegui entendía que este proyecto debía ser un esfuerzo fecundo, un encuentro de la intelectualidad que empezaba a pensar el Perú, y que no se reclamaba condicionalmente marxista o socialista. Ajeno a todo sectarismo excluyente y liquidador las páginas de Amautarecibieron aportes de distintos intelectuales y artistas, por ejemplo entre los peruanos el pintor José Sabogal quien diseño el logotipo y las características graficas de la revista, el joven Martin Adán que publico sus poemas, Vallejo que escribió un avance de su novela “El tungsteno” , y los temas que trataron en sus números reflexionaron el Perú desde el mundo y pensaron la escena mundial desde la nación, solo así podían comprenderse los desafíos del país, unidos por “su voluntad de crear un Perú nuevo dentro del mundo nuevo” y con una diversidad que va desde el indigenismo como corriente cultural, el psicoanálisis, el cubismo como vanguardia en la pintura, el surrealismo, y un largo etcétera, en fin, haciendo realidad esa premisa de su primer número “Todo lo humano es nuestro” (iii) y por tanto la medular importancia de la cultura, asi concebida, para la educación de la clase obrera y en general de los trabajadores del campo y la ciudad. Esta larga reconstrucción nos permite entender que idea impulso CID durante toda su vida en el trajinado oficio de periodista. Allí estan las páginas de El Diario de Marka (EDM) cuando recayó en una conducción democrática, en esa etapa cuando contribuyó a una prensa popular de la izquierda en momentos cuando esta dio el gran salto a la política con izquierda unida, aun en medio de un país que empezaba a desangrarse con el conflicto armado interno y el país era gobernado con enormes equívocos, durante el segundo belaundismo y el primer alanismo. CID tomo su lugar desde el análisis con el Marko Político columna que compartía con Sinesio López y Santiago Pedraglio, desde el cual fustigó las políticas, delineó el derrotero de la crisis nacional y aportó a esclarecer las tareas que la izquierda y el movimiento popular debía asumir en el Peru hirviente de aquellos días. Pero CID se dio tiempo tambien para ensalzar en EDM sus crónicas y artículos de periodismo cultural donde dio cuenta del teatro, la literatura, y diversas manifestaciones de la vida social y la cultura. Tarea que se vio recargada cuando en una coyuntura del suplemento El Caballo Rojo (ECR), ante la renuncia del poeta Toño Cisneros tuvo que hacerse cargo de la conducción de la revista, escribiendo, corrigiendo, editando, cumpliendo el ciento uno por ciento de las labores en una redacción para sacar adelante la publicación, con escasos equipo y recursos, pero una vocación apasionante por hacer prensa seria, sin decaer en la calidad de lo que se publicaba, y en la parte de lo que escribió, sin bajar la guardia respecto a su cuidado y personal estilo literario, una prosa que cautivaba (recordemos además que CID fue un consumado poeta), que invitaba a leer, y no sólo decía verdades, sino que las escribía bellamente, con metáforas y ejemplos de la realidad cotidiana, con pasión de lo vivido, escritos lejanos a las frías construcciones intelectuales que principalmente los cientistas sociales estamos acostumbrados a leer, pero no la gente llana y sencilla para quienes escribía, y que se acercaba por primera vez a tópicos de la política y la cultura regularmente ajenas a ser abordadas en la vida social. El epílogo de esta etapa fue el cierre de El Diario de Marka, que posterior a su liquidación fue reabierto por una facción de oportunistas para ser convertido en ese abyecto volante de guerra que propago luego una predica violentista abiertamente senderista. La izquierda ya no tuvo otro espacio con similares características, se replegó a la árida prensa partidaria, y salvo breves hebdomadarios como El Búho, 30 días, Jaque, donde CID tuvo puntuales y esporádicas colaboraciones no se dio nuevas oportunidades de seguir desarrollando su vena periodística (salvo la breve estancia de Amauta, entre el 86 y 87, revista que fue expresión de los mariateguistas que confluyeron en el PUM pero que tambien acabó atrapado en sus luchas intestinas y muro panfletariamente sin pena ni gloria) es entonces cuando llego el gran proyecto cultural, con la codirección de Sinesio López y Rolando Ames, aparece El Zorro de Abajo(EZA), una revista donde, como se dijo entonces, se produjo el segundo debut de una generación, pues convocó a una pléyade intelectual de primer orden, que escribieron con la misma sapiencia y rigurosidad, pero en formato de una revista ágil y con pretensiones de llegar a un amplio público. Fueron pocos números los que vieron la luz, pero el EZA contribuyó notablemente al debate nacional, de aquellos temas requeridos para la propia redefinición de una izquierda peruana, como la cuestión nacional y la democracia, retomándolos como los grandes vectores de un socialismo renovado, abierto y creador, en momentos cuando el neoliberalismo aparecía como única salvadora del mundo capitalista en crisis, pero también en medio del desplome de los países del socialismo realmente existente de Europa del Este y su modelo de estado autoritario y burocrático, al que su propia sociedad termino por derruir literalmente como en 1989 con el vergonzoso muro que dividió por 50 años Berlín, Alemania y el mundo en el bipolarismo político en el cual vivíamos. Los diversos artículos abordaron temáticas también variadas, donde un peso muy importante tuvo nuevamente la cultura, y un mérito a reconocer fue la expresión clara y categórica del deslinde con los responsables de la guerra sucia y la violación de los derechos humanos, que sabemos ahora gracias al informe final de la CVR, correspondieron a los grupos terroristas y al propio Estado peruano y por tanto, "rayando la cancha" para señalar el campo desde el cual construir (o reconstruir) el proyecto para una izquierda moderna y democrática. Muy preciadas fueron las páginas de esta revista, y mucho más el aporte de CID en la conducción de este proyecto. Frustrada la continuidad de EZA, Carlos Iván persistió como un observador político y del quehacer de la cultura. Allí quedan sus acotados y no por ello menos interesantes artículos en Quehacer, Perú.21, La República, y posteriormente, participa como parte de este proyecto de periodismo ciudadano que significa en nuestros días La Mula, con su ventana “Se sienten pasos”, donde persistió con la agudeza, prolija y cautivadora prosa que nos acostumbraba, y en la cual se mantuvo hasta los últimos días de lucidez antes de caer derrotado por el cáncer que nos privó de su valiosa existencia, y que hoy 18 de mayo recordamos entre la congoja de la perdida, pero entre el afecto de haberlo conocido y aprendido de su gran calidad humana. CID fue, en lo personal, el maestro y amigo quien me enseñó la importancia fundamental de la entereza y la responsabilidad de los intelectuales, justo en medio de una coyuntura nacional donde la izquierda persistía en el absurdo equívoco de seguir interpretando que "La guerra es la prolongación de la política por otros medios" (iv) y que en nombre del supuesto de la “revolución” el PCP “Sendero Luminoso” y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) ensangrentaron nuestro país en su enfrentamiento con el Estado.
Todo esto lo analizó CID tanto en sus investigaciones que fueron develando el misterio del senderismo como fenómeno terrorista, como en sus artículos periodísticos donde desnudó las verdaderas intenciones de este dogmatismo armado y criminal, al cual no le dio tregua alguna, contribuyendo de este modo a ese esperado deslinde de la izquierda a la que pertenecimos y su opción por la recuperación de la democracia. CID, a tres años de su dolida desaparición física sigue siendo un ejemplo fidedigno de coherencia entre el pensar y actuar, legado irrenunciable y siempre vigente con el cual nos demostró la certeza de aquella antigua expresión de Edward Bulwer-Lytton acerca de que entre los grandes hombres “la pluma es más poderosa que la espada”. (v) (Elepé) _____________________________________________________________________________ (i) Para Lenin, al decidir publicar “Iskra” (“La chispa”, 1900) se cumplía el propósito de asumir que, "el periódico no es sólo un propagandista y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo". (ii) “L'Ordine Nuovo”(“El nuevo orden”), reseña semanal de cultura dirigido por los que sería el núcleo histórico del Partido Comunista Italiano, (Ángelo Tasca, Palmiro Togliatti, Umberto Terracini y Antonio Gramsci) que constituye el espacio de creación colectiva y de refundación del socialismo italiano. (iii) Entrecomillados tomados de la Presentación de Amauta (Amauta Año I, No 1. Lima, setiembre de 1926). (iv) Que curiosamente aprendieron dogmáticamente de un tratado (“Sobre la Guerra”) escrito por Karl von Clausewitz, un militar de la aristocracia prusiana y partidario del expansionismo germano. (v) Una figura literaria de este escritor y dramaturgo inglés (“The pen is mightier than the sword”), que forma parte de un diálogo en la obra de teatro teatral “Richelieu; Or the Conspiracy” (1839).

lunes, 12 de mayo de 2014

"EL APRA NUNCA MUERE, COMPAÑERO"

A propósito de los noventa años de aprismo ¿Qué se fundó el 7 de mayo de 1924 en México? ¿Estamos hablando de un gesto que pretendió un movimiento político continental, del punto de inicio de un partido político peruano que oscilo entre la reforma y la revolución, o la del propio mito del viejo caudillo? No quise escribir nada a propósito del 7 de mayo. Que yo recuerde, en mi casa no fue ninguna efemérides pese a la militancia aprista de mis abuelos y tíos. Salvo el cumpleaños de Haya, dentro del partido –apelo a la memoria de mi infancia- no había nada más digno de celebrar. Pero sin embargo, era parte del calendario cívico-aprista. Pero, qué celebrar entonces. He leído por allí el entusiasmo alanista de un ex joven aprista radical Javier Barreda (“Aprismo y juventud a los 90”), y sorpresa, un mesurado articulo de Sandro Venturo (“Vive el APRA, compañeros”), pero ninguno da la clave al común mortal respecto al motivo de la celebración. Y creo que la interrogante es doble ¿qué se celebra? y ¿por qué celebrarlo? El 7 de mayo de 1924 Haya de la Torre, entrega -con el auspicio de Vasconcelos- a la Federación de Estudiantes de México la bandera indoamericana como la fundación oficial de la A.P.R.A. (Alianza Popular Revolucionaria Americana) cuyos principio antiimperialistas y nacionalistas se expresan recién en el artículo "What is the A.P.R.A." que apareció en la revista Labour Monthly en diciembre de 1926 donde se formula el “programa máximo” de la APRA. La primera célula aprista es la parisina formada en 1927. Es recién seis años después del gesto simbólico de la entrega de la bandera, que se funda el "Partido Aprista Peruano", un 20 de septiembre de 1930 con evidente propósito de participar en las elecciones que finalmente fue derrotado en 1931 ante Sánchez Cerro, pese a las denuncias de fraude. Bien, entonces hasta allí creo tener claridad para responder la primera interrogante, ha de celebrarse entonces la fundación histórica de la A.P.R.A. y no del partido aprista, hechos que se separan en el espacio tiempo y en el devenir de la historia de las ideas de Haya, lo cual conlleva intentar responder la segunda interrogante: Lo que se fundó realmente fue un Frente Único Indoamericano, un movimiento político principalmente mesocrático, con una ideología nacionalista y antiimperialista, relativista y evolucionista. El contexto de la fundación de la A.P.R.A. (que por comodidad y uso extendido diremos el APRA en adelante), se produce en una América Latina convulsionada, en plena expansión del imperialismo norteamericano, con un notable fortalecimiento de las luchas obreras y campesinas, y en las ciudades el surgimiento de una clase media que desde su base estudiantil se radicaliza y se adhiere entusiasta a proyectos liberadores, nacionalistas y populares. Y es que la cuestión central en el discurso y la acción del APRA es que es el nacimiento político de su fundador, es decir de Haya de la Torre. El joven Haya que fundara el APRA en México encontró el terreno fértil para arrojar la semilla de un pensamiento que se caracterizó por su fuerte personalidad. No está demás decir que es injusto decir que Haya fue marxista, aunque su estudio teórico pudo ser abundante (recordemos nuevamente el contexto de la formación del líder aprista) fue más resultado de sentir a lo lejos el impacto de las grandes corrientes de la historia mundial las cuales alimentaron la febril imaginación de Víctor Raúl, entre ellas la Revolución Agrarista Mexicana y la Revolución Soviética, entre otros hechos. Otro desmentido es su adhesión a una vía insurreccional, en la que nunca creyó, salvo en ese remedo de pensar más bien una revolución institucional con apoyo del ejército, antes que una gesta de masas. Y es que Haya prometedor estudiante trujillano ya se vislumbraba como un caudillo carismático. En su periplos creyó encontrar la posibilidad de un liderazgo de escala continental, empero, pese a sus dotes taumatúrgicas no encontró el eco suficiente para la auto revelación de su mesianismo. Es por ello que el primer viraje de Haya fue regresar a un escenario nacional, de allí que se pasa a una segunda fundación, la del Partido Aprista Peruano en 1930, para lo cual tuvo que adecuar su plataforma continental limando algunas de sus aristas anti imperialistas y nacionalistas, y manteniendo su radicalidad como principal argumento movilizador, tentar la presidencia por la vía electoral. Y aquí surge un nuevo viraje a partir de su frustración política, aparece el afán conspirativo y la actitud abierta a la componenda que caracterizo al PAP durante más de ochenta años. Es el surgimiento de la escopeta de dos cañones debatiéndose entre la participación electoral y la insurgencia (por lo menos hasta el 3 de octubre de 1948) y entre ellos el “conversar no es pactar” con los propios agentes del imperialismo y la burguesía nacional, con los dictadores de turno que habían masacrado a centenas de apristas populares. Y todo por la veleidad de Haya de sentarse en el sillón presidencial al precio que sea. Este afán estuvo de sus inicios cuando en plena polémica con Mariátegui y su ruptura posterior, le fue criticada esa “vulgarísima agitación electoral” a donde quería conducir al aprismo de esa época, cuando se auto proclamó candidato a la presidencia. Ruptura que anticipó el alejamiento y deslinde de muchas generaciones de intelectuales, personalidades y militantes apristas que no toleraron más los virajes y las convivencias del PAP. El pensamiento de Víctor Raúl también fue un terreno del viraje, lejos de ratificarse en sus postulados iniciales de “El antiimperialismo y el APRA”, fue también relativizando y evolucionando, renegando de sus primeros escritos que hasta fueron secuestrados como lo recuerda Nelson Manrique en una reciente publicación (“Usted Fue Aprista. Bases para una historia crítica del APRA”), hasta posiciones pro capitalistas que hacían potable al aprismo en los cincuenta y sesenta (“Treinta Años de Aprismo”), pero que fue un viraje que defendió con esa jerigonza del “espacio tiempo histórico”, y que puede verse contemporáneamente en ese envejecimiento prematuro de Alan García en apenas dos décadas, de un vehemente “socialdemócrata” al discurso acusador del “perro del hortelano” que ensalzó su discurso a favor de posiciones neoliberales. Por todo ello, el preguntarnos qué celebrar y por qué hacerlo no es gratuito, no reconocer el papel de Haya y del Apra en la historia política del Perú resultaría mezquino, pero el sentimiento que nos gana es aquel que menciona Venturo “El Apra cumple noventa años y no existe otra forma de celebrarlo que no sea desde la añoranza y el descreimiento”, aunque de nuestra parte estamos más cercanos a lo segundo, como que vimos la vergüenza y la desilusión en el rostro de nuestros mayores ante un nuevo viraje del partido, a tal punto que mi abuelo materno fue uno de los cuadros intermedios y de base que al no recibir explicación del pacto con Odría, en un gesto que lo enalteció en mi memoria, rompió su carné en la puerta de Alfonso Ugarte. Ciertamente el lugar en la historia para el APRA y el PAP está ganado. Su rol en la primera mitad del siglo XX debe reconocerse en la abnegada acción de sus militantes, podría hasta ser injusto el juicio de que todo el partido esta anegado de la miasma de la corrupción y que hay esperanza que aparezca una nueva generación que se encargue hercúleamente de limpiar ese establo venal y gansteril en el cual se ha convertido, no en el sentido cómplice de Barreda que saluda el supuesto de la renovación juvenil liderado por el propio Alan García, acción que llama su juventud a respaldar incondicionalmente. Se trata más bien de un movimiento político que insurja para barrer literalmente esa generación de mitómanos que se parapetan detrás de la égida de Alan, y una vez hecho este saneamiento pueda pensarse en un nueva estrella que anuncie no el nacimiento de un nuevo salvador, sino la refundación del viejo partido desde sus bases. (Luis Pineda)