martes, 28 de diciembre de 2010

EDUCACIÓN PERUANA: EL MITO DE PROMETEO (FINAL)


Mentiras y verdades de la gestión aprista en educación

III. LA MALA EDUCACIÓN EN LOS TIEMPOS DEL APRA



EL ARTESANO QUE GOLPEABA LA MADERA, LA PIEDRA, LOS METALES, NOS ENTREGABA UNA OBRA PERSONAL CASI PERFECTA. Su calidad se medía no por la cantidad de piezas que salían de su taller, sino por la perfección de sus obras, obras maestras, irrepetibles muchas de ellas. Hoy en día la producción de gran escala nos exige productos que puedan saciar la voracidad de la demanda, pero con la difícil capacidad de lanzar mercancías que comparten la misma calidad. William Edwards Deming, el viejo profesor norteamericano, a quien pocos daban bola en su país de origen, y que fue invitado por los japoneses en medio de las reformas modernizadoras de la post guerra por los cincuenta del siglo pasado que llevó a Japón a su reconstrucción y convertirse en la potencia de ahora, se convirtió en un gurú de las estadísticas aplicadas en el control de la calidad.[1] La alusión a Deming no es gratuita, justamente emplearemos tres de sus ideas para discutir la idea de calidad que se tiene en la educación oficial.




Calidad educativa o Educación de calidad


Para empezar diremos que existen muchas teorías, además de los principios de Deming, sobre la calidad[2]. La gran mayoría constituyen un enfoque centrado en el cliente o consumidor, que se convierte en referente del proceso de la producción dentro de criterios o sistemas de gestión de la calidad[3]. Sus componentes referidos al planeamiento, información, gestión y control, se aplican a la idea de calidad de educativa. Justamente, el enfoque de demanda, que plantea que la calidad educativa está definida por la aceptación/demanda de los usuarios, a manera de una mercancía, enfoque que fue promovido por Milton Friedman, Premio Nobel de Economía 1976, quien proponía darle mayor poder a los padres de familia, quienes mediante la otorgación de bonos, cheques o cupones entregados podían tener la libertad de escoger la mejor educación para sus hijos en instituciones que garanticen mayor calidad educativa, siendo simplemente una extensión de sus principios que dan cuenta de su aspiración por una economía de capitalismo laissez faire, donde la educación se constituía en un aspecto más a acatar las leyes indetenibles del libre mercado.[4]



Dentro de la línea anterior, un aspecto indesligable que permite las comparaciones respecto a cierto parámetro de calidad educativa se encuentra en el número de horas de estudio que tendría en promedio el estudiante. El razonamiento es simple, si el estudiante permanece en la institución educativa durante 14, 15 o 16 horas a más, hay elementos que permitirían asumir que estamos frente a una institución de calidad educativa.[5] Sin embargo, decimos con Deming “Desistir de la dependencia en la inspección en masa para lograr calidad. En lugar de esto, mejorar el proceso e incluir calidad en el producto desde el comienzo”, esto es importante por las disparidades que se dan por ejemplo entre educación rural y urbana, entre los puntos de partida en el propio sistema educativo que hace por ejemplo desventajoso para la calidad el no haber recibido educación inicial como sigue ocurriendo en los departamentos andinos y amazónicos, o donde no se da una auténtica educación intercultural bilingüe, o la inversión educativa no se siente, entre otros.



Un segundo enfoque es el llamado “reduccionismo pragmático”, y es el dominante en el pensamiento de los teóricos apristas de la calidad educativa, quienes han cifrado la calidad educativa en los llamados logros de aprendizaje, una mensuración cuantitativa y cognitivista del aprendizaje y el rendimiento escolar, a partir de áreas curriculares priorizadas como el razonamiento matemático y la comprensión lectora, y que se realizan a partir de pruebas estandarizada nacionales e internacionales. La comparación a partir de estos indicadores fríos terminan por ser hegemónicos pues van de la mano con el supuesto de eficiencia y eficacia, y el supuesto de calidad educativa en lugar de poner la atención a la educación de calidad, que antes de ser un producto mensurable cuantitativamente, es un proceso cualitativo, complejo y multidimensional, es decir, una educación mirada a partir de paradigmas humanistas, holísticos y que buscan cifrar la calidad en la educación a partir de resultados acordes con la finalidad o fin de la educación basado no solo en conocimientos sino en valores y equidad social.


Los expertos de la Unidad de Medición de la Calidad en Educación, justamente van por el primer carril, poniendo a tono metodologías e instrumentos para medir la calidad educativa, dentro de estándares internacionales que ponen el acento en la competitividad antes que en la inclusión. Aun quienes han defendido estas ideas, como el correcto León Trahtemberg, que a partir de los desastrosos resultados de la educación peruana, justo en matemáticas y lenguaje-comunicación, pidió una moratoria curricular para que la MINEDU y los docentes se comprometan a asumir como primera prioridad estas áreas curriculares específicamente, recomendación que nunca fue atendida por el gobierno.[6] De allí que los pasados festejos de Chang sobre que se había certificado que nuestros alumnos estudiaban más horas y los magros avances en la medición de los logros de aprendizaje que pueden exhibir, evidenciaría el triunfo de la revolución aprista en la educación.[7] Sin embargo la lectura entusiasta de estos datos deriva a afirmar a todos los vientos que sí hay mejoras, pero lo que no se dijo que no se estaban produciendo cambios significativos en estos indicadores, y callando en todos los idiomas que lo que se trataba de soterrar es la situación de atraso que todavía vivíamos y que se mantenía pese a esta comprensión reduccionista de la calidad educativa.


Sin embargo aun cuando esta visión oficial de la calidad en educación es hegemónica, sin embargo el propio Ministro la condice al momento de sustentar su pliego para el 2011, cuando afirma entre otras cosas que este presupuesto contribuirá al desarrollo de “una educación con calidad y equidad, que favorezca la inclusión social y educativa de los peruanos y peruanas, especialmente del ámbito rural y de zonas de mayor pobreza”. De otro lado, la calidad es asumida en el discurso ministerial como "el nivel óptimo de formación que deben alcanzar las personas para enfrentar los retos de desarrollo humano, ejercer su ciudadanía y continuar aprendiendo durante toda la vida"[8]. Por donde se ve, se trata de una versión antagónica a la limitada idea de calidad educativa que pone el énfasis en sólo indicadores de calidad de aprendizajes cognitivistas, que son importantes pero insuficientes para dar cuenta de la inmensa tarea educativa que requerimos abordar.


En el fondo, la educación sigue siendo un campo de disputa hegemónica, y los logros del gobierno aprista tampoco pueden ser totalmente negados, pues son pocos pero son, en cambio al ser visibilizados en su verdadero alcance demostrarán que tal lejos todavía estamos de lograr construir una educación para el siglo XXI, es decir, de convertirla en una palanca para el desarrollo nacional, resultado de una concepción que considera como válida la incorporación de una racionalidad empresarial, que puede ser asumida críticamente, pero diferenciando con mucha claridad que una cosa es el campo privado, y otra muy diferente la educación pública. De otro lado, como se dijo


Justamente este es el núcleo más débil y contrapuesto con la política educativa oficial, la falta de relación entre desarrollo nacional, democracia y educación. De hecho que encontramos entre la primera y la vinculación con el desarrollo y la democracia un claro disloque. Mientras que el Proyecto Educativo Nacional, PEN, tiene un claro sentido democratizador y encamina a relacionar desarrollo nacional y educación. Se dice con meridiana claridad en el PEN:



“El objeto de un Proyecto Educativo Nacional se sitúa en dos dimensiones indisociables y mutuamente influyentes: una educación para la realización personal de todos los peruanos y una educación para la edificación colectiva de la democracia y del desarrollo del país” (CNE, 2007: 39)



Para esto, la educación peruana debe encaminarse a alcanzar objetivos estratégicos respecto a a brindar una educación que supere las desigualdades sociales, y a fomentar una educación de calidad basada en resultados y oportunidades educativas para todas y todos; hacer de la escuela un espacio de aprendizaje, de creatividad, innovación y convivencia basada en el respeto y ejercicio de deberes y derechos; una gestión educativa ética, descentralizada, con participación y uso eficiente de sus recursos dados de manera suficiente, una docencia que apunta a la excelencia profesional con un sistema basado en reconocimientos de méritos y resultados; una educación superior que aporte desde su rol en la superación de la pobreza, desarrollo social y competitividad del país; y una educación de futuro que apunte a crear una sociedad educadora.[9] Junto a lo anterior aparece como una contribución neta su orientación a aportar al cambio institucional, que implica el fortalecimiento de las instituciones democráticas, como la administración de justicia, la promoción y defensa de los DD.HH., el fortalecimiento de las políticas sociales de lucha contra la pobreza y la exclusión, una nueva administración pública al servicio de los ciudadanos; una genuina democracia con una representación política comprometida con el desarrollo nacional. (CEN, 2007: 29)




Educación y democracia: El ídolo aprista tiene los pies de barro




Sin embargo, la educación en los tiempos del APRA es ídolo con pies de barro. En materia de democracia no aparece mayor avance, todo lo contrario, desde los inicios de la gestión aprista se ha producido un sórdido enfrentamiento con el magisterio, primero con la evidente intención de satanizar al SUTEP, presentándolo como intolerable y extremista.[10] Posteriormente a sus enfrentamientos en la arena social, con ciertos intentos frustrados de paralelismo sindical o de alentar divisiones al interior del sindicato y en el magisterio, esta bronca ha sido particularizada respecto a la carrera pública magisterial y la evaluación docente. Sobre el primero, siendo una aspiración importante de reconocimiento del docente por su contribución a la educación, aparece en la lógica tecnocrática, ofrecer mejoras económicas solo a un sector de docentes, creando a su paso un mecanismo para arrinconar y separar a un grueso sector de profesores que no tuvieron la oportunidad para profesionalizarse, especializarse y acceder a los programas de post grado. La evaluación docente es también otro terreno de disputa. Que haya necesidad de evaluar docentes, para conocer su línea de base antes de programas como el PRONAFCAP Programa Nacional de Formación y Capacitación Permanente[11], resulta una necesidad imperiosa, pero justamente el tema de la evaluación pareciera adolece de este sentido y más bien dar la idea que se trata de un tamiz que busca segregar docentes antes que integrarlos.



Epilogo



La extensión de este articulo rebasó toda previsión, existe todavía mucho que analizar, por ejemplo sobre el SINEACE, Sistema Nacional de Acreditación, Certificación y Evaluación[12], pero hemos querido dar cuenta de nuestras primeras impresiones sobre un proceso educativo no exento de conflictos y de medias verdades, donde la educación sigue siendo el gran reto para lograr una educación de calidad, moderna, democrática, para todos y todas sin discriminaciones.













[1] Nos referimos al control estadístico de los procesos creado por Walter A. Shewart, de Bell Labs, subsidiaria de la transnacional AT&T, quien también no fue profeta en su tierra. Deming reconoció obviamente su autoría cuando quisieron atribuirle una distinción sobre este trabajo.



[2] Existe un largo listado de célebres teóricos de la calidad, entre ellos Deming que mencionamos en el artículo, además de Juran, Ishikawa, Crosby, Feigenbaum, entre otros.



[3] En la entrega anterior cometimos un desliz al mencionar, desde nuestro ánimo de exagerar a norma, el ISO 5,000 cuando queríamos decir ISO 9,000 por su importancia en el desarrollo de sistemas de gestión de la calidad, y más precisamente ISO 9001 aplicable a la gestión pública y la acreditación de la calidad, lo más aproximativo a aquello que se quiere desde este gobierno para la educación, y más precisamente en el contexto de creación de los sistemas de evaluación, acreditación y certificación de la calidad educativa desde la dación de la ley respectiva en la línea del ISO 9001:2000.



[4] El padre de la economía monetarista neoclásica, de los Chicago boys que fueron formados en su escuela y de importante papel en la reestructuración económica neoliberal en Chile y China, expuso sus ideas en diversos foros, pero particularmente aprovechando la destrucción del Estado de Luisiana y otros estados del sur de los Estados Unidos por el huracán Katrina que destruyó viviendas, escuelas y la infraestructura económica de esta región sureña, y que consistió en entregar el fono o cupón para pagar hasta 3/4 del costo de la educación de un estudiante de la escuela pública y sólo para este uso exclusivo bajo el principio de “libertad para escoger” siempre que esta cumpla con ciertas normas, de esta manera se obliga a todas las escuelas a competir. Los resultados de supuestos elucubrados por Friedman para la educación no hacían sino pasar su principio teórico para otros aspectos del funcionamiento de una economía de mercado a un terreno indudablemente social, echando por tierra cualquier alusión a la educación como derecho, o inclusive a distinguir la función social del Estado para garantizar igualdad mediante la educación pública. Lo paradójico es que Friedman reconocía en más de una oportunidad su poco conocimiento de la educación, inclusive que sus artículos sobre los educativo fueron muy escasos siendo uno de los primeros escritos en los cincuenta, pero ello no evito que inclusive le aparezcan seguidores a niveles increíbles. Los resultados de las friedmanías teóricas, simples conjeturas como las reconocía (sus predicciones a partir de las teoría monetaristas merecen un capitulo particular de análisis sobre la base de su episteme y su manejo cuantitativista de la economía) fueron un desastre pues se empobreció más la educación pública como costo del florecimiento de una nueva educación privada. Curiosamente este desastre natural que casi (nos) deja sin New Orleans, ciudad-cuna del jazz afroamericano, fue también responsabilidad por la falta de previsión del Estado federal, dirigido por -quien más- el genial Presidente G.W. Bush quien se inspiró curiosamente en Friedman.



[5] Este pensamiento simplista va de la mano con la idea de exigencia que tienen algunos padres de familia, que solo consideran la excelencia educativa basada en la disciplina (dejando de lado la pretendida idea de reimplantar la instrucción pre militar), donde una dimensión particular es la montaña de tareas escolares que el sufrido educando tiene que llevar a cuestas o resolver en la escuela para sentir que la institución es (supuestamente) de calidad, e inclusive termina en un retroceso a la colonia, cuando los padres autorizan a los docentes a usar un permisible “rigor escolar” para hacer a los alumnos “responsables”.



[6] Ver uno de los diversos artículos del educador en: http://www.trahtemberg.com/articulos/977-moratoria-curricular.html



[7] Recientemente se ha dado la Directiva para el Desarrollo del Año Escolar 2011 (Resolución Ministerial Nº 0348-2010-ED) donde se precisa que el 1 de marzo se iniciará el Año Escolar 2011 en las instituciones públicas, y que ordena que el período escolar 2011 dure no menos a 40 semanas lectivas y complete un mínimo de 900, mil 100 y mil 200 horas pedagógicas en Inicial, Primaria y Secundaria, respectivamente, frente a las mil horas de clases al año que se dictan en las zonas urbanas en tanto en las escuelas rurales sólo se alcanzan las 800 horas pedagógicas.



[8] De la nota de prensa del Ministro de Educación José Antonio Chang Escobedo, sobre la sustentación del presupuesto del sector educación para el año fiscal 2011 en el Congreso de la República.



[9] La nuestra es una paráfrasis de los objetivos que se exponen en el PEN (CEN, 2007: 40)



[10] Debemos decir también que el SUTEP no se ha comportado a las alturas del desafío de la educación peruana, resultado de la cuasi permanente control del PC del Perú “Patria roja”, y del fortalecimiento dentro del SUTEP de una corriente “clasista”, sector proclive a opciones más radicales y que libra su propia batalla por capturar la dirección del sindicato.



[11] Cuestionado ampliamente por sus limitaciones operativas y escaso horizonte para lograr una calificación de los recursos profesionales determinantes de toda acción educativa como son los docentes.



[12] Creado en el marco de la Ley General de Educación Nº 28044 y la Ley 28740 del SINEACE y que da cuenta de tres organismos operadores: El Instituto Peruano de Evaluación, Acreditación y Certificación de la calidad de la Educación; CONEACES Consejo de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Superior No Universitaria y el Consejo de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Superior Universitaria, CONEAU, todos integrados en un solo sistema en los niveles y modalidades del sistema educativo peruano.



miércoles, 22 de diciembre de 2010

EDUCACIÓN PERUANA: EL MITO DE PROMETEO II





Mentiras y verdades de la gestión aprista en educación (Parte 2)



¡QUÉ MALA NOTA!


NIÑOS SONRIENTES CON SU LAPTOP PERO SIN LONCHERA. La modernización educativa para el gobierno aprista comienza y termina inaugurando locales escolares, creando colegios mayores[1] y entregando laptop a los estudiantes. Aplausos de pie, pero la verdad es que aún asistimos a una realidad inconmovible: instituciones educativas que aparentemente se encuentran en el siglo XXI, pero que en verdad todavía se encuentran arañando el siglo pasado.


La realidad educativa rural es mucho más triste. Locales que se precian de ser algo cercano a una escuela son, en muchos de los casos, la herencia de la lucha democrática de los sesenta, en los tiempos donde vivíamos aquello que muy bien Arguedas retrató en sus personajes como Rendón Willka, y que posteriormente las ciencias sociales con el enorme aporte de Montoya y Degregori expresaron como el mito de la escuela y el mito del progreso, donde aprender el español, a leer y escribir era parte de una estrategia desde los excluidos que significaba pasar de la oscuridad a la luz, y dejar de mirar hacia atrás, al pasado glorioso del Tawantinsuyo y el retorno del Inca, para mirar el futuro, donde los nuevos peruanos y peruanas puedan pelear desde abajo por su lugar en una sociedad también en litigio. La educación, junto a la reivindicación por la tierra, se convirtió en una de las banderas que miles de campesinos desplegaron para hacerse un lugar en una sociedad tradicionalmente excluyente, para hacerse ciudadanos en el Perú que vivía una gran transformación y reclamaba democracia, modernidad y dignidad.


De los sesenta en adelante nada más importante ocurrió, la escuelita rural multigrado y con “profesores de miércoles” siguió siendo triste y abandonada donde, en medio de la lluvia o nevada, niños, niñas y adolescentes caminan tres a más horas ida y vuelta para ir y venir de clases. La escuelita, construida por la misma comunidad, de pobre adobe y techo de tejas, sin baños, fue mejorada por algunas municipalidades, las ONG o la cooperación internacional, salvo en los casos en los cuales se pudo contar con alguna nueva construcción durante el fujimorato. La escuela rural, y no pocas en las áreas periurbanas son el ejemplo más vivo de la frustración educativa. Sin bibliotecas ni laboratorios, muchas veces sin profesores suficientes, en el caso del campo, sin educación inicial, sin articulación con la primaria, ni esta con la secundaria y menos la superior, las oportunidades educativas no fueron siempre para todos.


Generaciones enteras que se vieron obligadas a migrar, por la crisis y la violencia, pero la escuelita allí quedó, terminando muchas veces en un vehículo de castellanización en poblaciones quechua hablantes o amazónicas, sin adoptar enfoques interculturales y bilingües, lo que las llevo a dejar de lado sus culturas, sus lazos con el ambiente y a olvidar su propia historia. De este modo, la educación dejó de ser un medio de integración para convertirse en la forma más sutil de una nueva exclusión.


Por cierto, nadie pudiera estar en contra de la entrega de laptop a estudiantes y maestros (lo que no se hizo por cierto para estos últimos salvo alguna iniciativa restringida), pero sospechamos que en el imaginario del Señor Ministro (por cierto conocedor de la informática y la computación), hay una fijación en el hardware, en el cambio físico y visible, en el supuesto de la tangibilidad de los medios para producir una nueva educación, en ese sesgo que quien todo lo quiere resolver a partir de fierros y aparatos electrónicos, de equipos sofisticados y la grandilocuencia de las grandes construcciones (la megalo arquitectura inspirada ya saben en quien), pero sin caer en cuenta de que la revolución educativa del siglo XXI está en el terreno de las mentalidades, de los enfoques, de las concepciones y procesos, de lograr un pensamiento educativo moderno, en la renovación de nuestras metodologías de enseñanza, y lograr una educación que enseñe a pensar a los estudiantes (y pensar críticamente), o si se quiere –de acuerdo a las modernas teorías del aprendizaje- con capacidad para lograr una ABP es decir, un aprendizaje basado en la solución de problemas.


Pero, ojo, pestaña y ceja, no tocaremos el tema del uso político del colegio mayor, pero advertimos: cuidado con los adoctrinamientos chapistas y japistas al estilo Casa del Pueblo[2] y, otro si digo: quién nos garantiza que por los miles de ordenadores comprados no se armó una cutra fenomenal amén del diezmo por los locales construidos, pero este es otro tema.


En resumen, observamos que el Señor Ministro ha procedido al igual como sucedió en el pasado, cambiando todo para que todo siga igual, haciendo locales escolares y llenándolos de tecnología pero sin llenarlos de maestros y estudiantes con medios superiores para enfrentar los desafíos de la educación y la vida.


Hoy en día nos podemos preciar que la brecha de cobertura se viene cerrando, que cada vez hay más oferta educativa, pero resulta insuficiente para afirmar que hemos dado un enorme avance para garantizar la inclusión social y la igualdad de oportunidades educativas. El asunto no es pues numérico, la educación en el Perú no sigue una lógica aritmética para decir a mayor número de escuelas mayor educación.


Somos un país todavía con una evidente pobreza educativa, tal vez algo diferente a la denunciada por Sigfredo Chiroque[3] y no reducible a un asunto presupuestario. Sin embargo la pobreza educativa no se combate (sólo) con un mayor número de escuelas, ni aún con las más modernas en su equipamiento. Mirar así el país es pensar que la realidad nacional es homogénea, que las soluciones solo pasan por la infraestructura educativa. Mirar de esta manera el canal de movilidad y ascenso social más formidable de la historia peruana es volver a la lógica de inaugurar un colegio por día, de pensar que estamos implementando una ferretería y no formando ciudadanos y ciudadanas.


El tema de fondo nos lleva a poner en cuestión la calidad de la educación, tanto la que se recibe en una escuela de material precario o la que se brinda en un plantel de tres o cuatro pisos construido con el dispendio del presupuesto nacional. La calidad educativa es determinante del tipo de educación que queremos, en correspondencia al tipo de país que pretendemos cimentar, el tipo de ciudadanía que buscamos forjar, y el tipo de desarrollo que apostamos por construir.


Sin educación no hay desarrollo. Sin calidad no hay educación, pero no es la calidad anodina y aséptica que distingue procesos y productos, no es la certificación de calidad que puede otorgar un nuevo estándar ISO 5000. Es la calidad de reconocer que tenemos una educación acorde con los peruanos y peruanas que necesitamos formar estratégicamente como parte de un proyecto nacional, de país y de sociedad. De eso se trata, que por cierto es un tema difícil de abordar y con el cual volveremos en la parte final de este artículo.








[1]Colegios mayores inspirados, tal vez, a aquellos que crearon en la colonia, donde los españoles y mestizos instruían adocenadamente a los hijos de caciques y demás miembros de la sobreviviente nobleza inca, a fin de incorporarlos al sistema de dominación.

[2] Chapistas y japistas, en alusión a la CHAP y la JAP, Chicos Apristas y Juventud Aprista Peruana, respectivamente.

[3] Sigfredo Chiroque. El mapa de la pobreza educativa. Lima, IPP. 1992.

3 AL HILO 3

1. ¡PAPADA HABEMUS!


Fiel a su estilo grandilocuente, nuestro Presidente nos ha sorprendido con una nueva ley, que se ha venido a llamar “De libertad religiosa”. Ya en un artículo anterior[1], hemos abordado este tema, pero siendo un nuevo elemento el que aparece en escena, en una coyuntura donde puede aparezca el tema confesional como argumento a favor de tal o cual candidato, es bueno dejar esta nota para dar cuenta de que aun las aguas no se han quedado quietas respecto al inmenso poder que la Iglesia Católica aún sigue poseyendo a costas del Estado. Nos interesa un Estado Laico y no confesional, eso desde ya es una fórmula de modernidad y democracia, sin embargo el conservadurismo de Alan García y alguno de sus adláteres en el gobierno, tal vez quiera empujar el asunto a contrabandear algunas concesiones a favor de sus evidentes aliados en el sector oscuro del clero peruano, por lo cual nos comprometemos a volver con un análisis profundo de esta nueva norma.



2. BLOQUES, ALIANZAS Y PLANCHAS


Sin duda el Perú es un gran laboratorio social. Y en periodos electorales, casi un gabinete de psicología. Hace pocos días terminó la inscripción de las alianzas electorales y tuvimos en el alineamiento logrado por algunas fuerzas políticas más de una sorpresa. En primer lugar porque aun con el juego entretenido de sumar y restar, los bloques siguen manteniéndose pese a ciertos matices. En segundo lugar, porque lo que expresan estas alianzas y los bloques explícitamente no necesariamente se reflejan en las planchas presidenciales constituidas. Un comentario rápido a espera que estas puedan ser mejor analizadas en los días próximos, y cercano a la conformación de las listas al Congreso de la República: Se han conjugado razones políticas, socioculturales y hasta comunicacionales. Nos explicamos a partir de algunos ejemplos a espera de un artículo próximo que escribiremos.


Primero, la plancha de Fuerza 2011 con Keiko a la cabeza, tiene razones políticas, socioculturales y comunicacionales, de un lado dice a sus correligionarios en un mensaje muy claro, “este es el fujimorismo oficial”, hacen el esfuerzo de resucitar a Jaime Yoshiyama para dar solidez a esta idea, y sellan el campo electoral en el cual se mueven para tentar ampliarlo a un mayor número de electores. Lo curioso es que en una jugada de enroque largo, traen al redil al fujimorista díscolo que fue siempre Rafael Rey, quien tiene suficientes anticuerpos como para restar antes que sumar votos, pero la lectura puede ir por otro lado. Rey, numerario del Opus Dei, fue Secretario General del Movimiento Libertad, fundó posteriormente el engendro táctico de Renovación Nacional, que le funcionó como rabona del fujimorismo, hasta los tiempos más recientes que se colocó su piercing de estrellita en la nariz, para ser Ministro, de la Producción primero, y luego de Defensa del actual gobierno aprista, lo cual se acabó con el tinglado repudiado de la ley de la impunidad. Ahora en la plancha de Keiko resulta uno de los más sinceros continuadores de la obra del Señor Oscuro, con el beneplácito de Cipriani y sus más cercanos seguidores.


Segundo, un camino similar es el seguido por la plancha de Meche fashion, blindada por dos militantes distinguidos del PAP, Javier Velásquez Quesquén y Nidia Vílchez, el primero que sabemos cumplió su ciclo como primer ministro en tiempo de que las papas quemaban por los conflictos sociales, que manejó sin ánimo concertador y dialogante; y luego la presidencia del Congreso, donde no tuvo mayor éxito que administrar una institución desprestigiada por el transfuguismo y la complacencia con el ejecutivo. Nidia Vílchez, viene de la experiencia del MIMDES donde aparece como una cumplidora funcionaria, con mucha vereda y cancha para plantear los límites entre Estado y partido de gobierno, pero siempre con la tentación de ser mirada como una buena carta entre sus propios partidarios. Territorialmente, expresan intereses partidarios en el norte y centro, plazas donde buscará jugarse la representación congresal y evitar la baja, esto último algo poco probable dada la tradición del viejo partido de Alan, pues de Haya sólo queda el Día de la Fraternidad.


Finalmente Castañeda, donde el ahora locuaz ex alcalde apostó a presentar a su plancha con un largo discurso en la Plaza de Acho, donde la gran sorpresa fue la candidata a la segunda vicepresidencia Rosa Núñez, ex esposa de César Acuña, el mismísimo dueño de APP y aliado de PPK. Sobre esta presencia se han tejido una serie de especulaciones, se dice que es hasta un caballo (¿caballita?) de Troya para que Acuña ponga un pie en caso que la Alianza por el Gran Cambio no funcione. A esto se suma un tardío ingreso de un pequeño contingente fujimorista proveniente de Cambio 90 con Andrés Reggiardo a la cabeza, y los ubicuos comodines de UPP que con el inefable Congresista José Vega, que no se sabe si suman o restan, pero que aparentemente no tienen mayor significación. Augusto Ferrero Acosta, jurista y embajador por cierto, no estuvo presente.


PPK en cambio presenta una plancha interesante. Como ya se vio antes, apostó a mejorar su presencia en el sur con la candidatura del empresario Máximo San Román, que le puede dar una mejor imagen al colorear étnicamente al gringo, además que como dijimos en otro artículo, la billetera también pesa y el cusqueño se tendrá que portar. La sorpresa fue la designación por el PPC de Marisol Pérez Tello, que ganó la nominación partidaria amadrinada por la mismísima Lulú, dejando en la banca a Rosa Florián, de buena performance como congresista.


The Times They Are A-changin’, cantaba por los sesenta Bob Dylan[2], y en verdad, en política también se perciben cambios, aun cuando sean modestos. Es el caso del Comandante Ollanta Humala (sin joda, no sabría cómo titularlo), quien hasta mereció comentarios favorables de Mario Vargas Llosa y el recalcitrante de Alvarito. Pero claro, el discurso de Ollanta, antes más duro que no pedestre, aparece ahora mucho más moderado sin dejar de lado aquellos aspectos fundamentales de su crítica anticapitalista. Alianza Gana Perú, como se llama ahora al PNP y sus aliados, presenta una plancha interesante: Marisol Espinoza y Omar Chehade. La primera es congresista y vocera del nacionalismo, que dentro de la mediocridad elegida para esta bancada, incluidos los tránsfugas de UPP, aparece como lo más rescatable y que parece ser dulcifica la imagen férrea del ex militar. El caso de Chehade, que de procurador adjunto anticorrupción termina adhiriéndose al nacionalismo, con lo cual el mensaje claro es un compromiso evidente con las mafias y el chanchullo institucionalizado que socava el país, aunque por allí le hacen algunas sombras que deben ser aclaradas. Lo interesante del asunto, además de la plancha, es la presentación de un sólido equipo de gobierno, formado por técnicos y académicos destacados, entre los cuales están los firmantes del manifiesto Ciudadanos por el Cambio, y que son encabezados por Félix Jiménez entre otros zorros conocidos.


Finalmente, no podemos dejar de mencionar la plancha de Alejandro Toledo, la cual aparece definitivamente partidaria con Carlos “Techito” Bruce y Javier Reátegui, chakanistas de pura cepa, que son garantía de evitar serruchadas propias en un partido con serias aspiraciones de gobernar y, parece, con serias posibilidades de disputar la segunda vuelta. Ciertamente se ha criticado su composición cerrada, sin mucha equidad de género (algunos inocentones imaginaban a Lady B como su vice), pero sobre todo aparece como notorio que los aliados, Acción Popular y Somos Perú, no insistieron en una presencia en la plancha, suponemos por tener mayor interés en la composición de las listas al Congreso.


En general podemos evidenciar que en la mayor parte de las listas han primado intereses partidarios que las hacen más cerradas (PAP, PP, FUERZA 2011), existiendo alianzas que han favorecido cierta apertura o presencia simbólica respecto a algunos temas (Alianza Gana Perú), o está el cálculo propio de un premeditado mapeo electoral (Alianza por el Gran Cambio), y la lógica menos política pero si de golpe de imagen (Solidaridad Nacional). Igualmente en casi todas se han abierto a una representación política de la mujer (salvo PP), y en todas ellas hay de alguna manera un interés por mostrar cuadros políticos fogueados, pero los rostros nuevos escasean en casi todos, salvo solitarios links como los ofrecidos por Gana Perú y Solidaridad Nacional.


Como vemos, las planchas que nos ofrecen las principales alianzas terminan por ser como las viejas suertes de las tómbolas de pueblo, donde los premios mayores nunca salen.



3. FUERZA SOCIAL: HOTDOG A LA PLANCHA


FUERZA SOCIAL PUDO MANTENERSE UNIDA. Ciertamente las mutuas concesiones realizadas, primero la despedida (con harto moco) de Nano Guerra García de sus aspiraciones presidencialistas, luego de las tentaciones centrífugas alentadas desde afuera y presiones internas desde la Presidencia del partido, que sabemos que empezaron cuando fue desestimada la alianza con Perú Posible, toda vez los intereses de los neo socialistas pasaba por cierto desdén por las alianzas bajo el supuesto de un purismo indefendible, pues en la práctica las alianzas empezaron las pasadas elecciones municipales con los chicos de Arana que llegaron con Tierra y Libertad, muchos de los cuales se sabe, vienen desprendidos del Partido Socialista de Javier Diez Canseco. Pero la galleta más difícil de pasar era la otra alianza, esta vez con los anatemizados muchachones del Movimiento Nueva Izquierda (MNI). La plancha elegida por el conclave de Fuerza Social fue conformada por Manuel Rodríguez Cuadros, quien estará acompañado en su fórmula por Vladimiro Huároc y Elva Quiñones. El primero, sabemos, fue Presidente Regional de Junín, y viene de un buen recorrido desde liderazgos regionales. La segunda, se sabe, fue Decana del Colegio de Obstetrices del Perú. No conocemos más de ella.


Sin embargo, la historia de esta plancha no estaría completa de no haberse procedido a una votación singular ante la propuesta de la propia Susana Villarán de disolver la alianza con el MNI, cuestión previa que fue respaldada por una amplia mayoría, y que corrió igual suerte que la alianza con el Partido Fonavista, precipitada por el caso de Canelo, quien aparece envuelto en el escándalo de COMUNICORE que sabemos ha terminado por entretelones de la gestión de Luis Castañeda en la MML, que terminan por enlodar su candidatura presidencial.[3]


Sin embargo, en el caso del MNI si bien no hay argumentos cuestionadores de este tipo, si habría resquemores a seguir yendo en alianza estos muchachones, de allí una rápida, aunque de alguna manera tardía reacción ante lo que -a todas luces- aparecía como una metida de pata de Gustavo Guerra García de sellar alianzas que podían ser causal de ruptura o estampida de electores. Error de cálculo político, criterios equivocados o como quiera llamarse, lo cierto es que persistir en la alianza ponía en peligro la unidad partidaria y lo que es más grave, su identidad presente y futura como proyecto socialista democrático y libertario[4]. Por cierto, algunas declaraciones de dirigentes como César Barrera Bazán, del propio Rolando Breña, entre otros, antes y después, no son sino manotazos de ahogado a la olímpica bajada de dedo a la alianza, lo que deja a los chicos del MNI, sin soga ni cabra, pues ya antes habían tirado el portazo con el comandante Ollanta. Por lo anterior solo les queda el consuelo de lanzarse a la parrilla para asarse bien en el 2011, solos y sin mostaza. Una pena.















[1] “El asunto pendiente de la Revolución Francesa. ¿Estado laico o Estado confesional?” 24 de noviembre de 2010.

[2] Fue compuesta en 1963 y apareció en el álbum del mismo nombre grabado en octubre de ese mismo año.

[3] Ver artículo “Crimen y ¿castigo? Barrios y la punta del iceberg” 6 de diciembre de 2010.

[4] Ver artículo “Pájaros agoreros. ¡Cuidado con los quiebres prefabricados!”, 24 de noviembre de 2010

jueves, 16 de diciembre de 2010

EDUCACIÓN PERUANA: EL MITO DE PROMETEO


Mentiras y verdades de la gestión aprista en educación

(Primera parte)

Escribe: Luis Pineda

FUE EL MÍTICO PROMETEO QUIEN INVENTÓ LA EDUCACIÓN. Como lo relata Abbanagno(1), Prometeo roba el fuego divino, pues de toda la creación el hombre era quien tenía menos habilidades. Con el fuego de los dioses y la inteligencia mecánica, el hombre lograr superar a otros animales más fuertes e inclusive acercarse al poder de los dioses. Pero es más, mediante la educación, estas habilidades no sólo se transmitían entre generaciones, sino que se recreaban como conocimiento nuevo, como ciencia y tecnología. Es por ello que el hombre instruido se convertía en una amenaza, y es impelido a buscar siempre liberarse de toda sujeción. Tal fue la afrenta de Prometeo, y la razón de su tremebundo castigo: Ser encadenado a una roca para que un ave rapaz devore sus entrañas en un suplicio eterno. Por algo se dice de Prometeo que es el verdadero redentor del género humano.

José Antonio Chang Escobedo es también hijo de Prometeo. Su hoja de vida lo presenta como hijo de Eugenio Chang Cruz, ex senador aprista y ex decano de la Facultad de Educación de la Universidad Federico Villarreal, otrora llamado “El Mago”, un hombre de confianza de Haya de la Torre y parece también lo fue del propio Alan García, a quien le dio clases especiales de chino mandarín en su juvenil performance política cuando en 1984, todavía diputado nacional, formó parte de una comitiva para viajar a Beijing. Algunos viejos apristas recuerdan que en los sesenta, cuando se produjo la escisión que dio lugar al APRA Rebelde, el chino Chang y otros “filósofos” de la enrevesada y ecléctica doctrina de Haya de la Torre, fueron la primera línea de debate contra los disidentes que reclamaban la defensa de los principios primigenios del aprismo, queriendo demostrar que el viejo compañero jefe no había claudicado haciendo pactos con Prado, representante de los remanentes oligárquicos en los 50, y luego con Odría, gran masacrador de apristas, y para ello echaron mano a ese brulote relativista del llamado espacio tiempo histórico que elucubró Haya, y que Chang junto a otros “intelectuales” del aprismo oficial quisieron defender. Al fracasar en su intento “disuasivo”, por supuesto, se puso en acción la segunda línea de polémica a través de la cachiporra y la manopla, conocidos argumentos del partido de Alfonso Ugarte.

Pero, acucioso lector, ¿de quién hablamos si acaso todavía no cayó en cuenta? Nada más ni nada menos que del actual Primer Ministro y Ministro de Educación, quien estudio en la popular Gran Unidad Escolar Melitón Carvajal, y luego en la Universidad Federico Villarreal donde egresó como Ingeniero Industrial. Posteriormente trabajó en la Universidad de San Martín de Porres, de la cual fue decano de su Facultad de Ingeniería de Sistemas y Computación hasta 1996 y de allí saltó al rectorado, iniciando una etapa de crecimiento vertiginoso de esta universidad, haciendo importantes inversiones para modernizar su infraestructura educativa, pero también silenciando con métodos nada educativos ni democráticos a las voces disonantes dentro de esta universidad. Posteriormente en el 2004 compró un equipo de fútbol que hasta ahora compite los campeonatos nacionales y, con algunas broncas y ciertas jugaditas en pared financieramente algo dudosas, hasta inauguró una moderna villa deportiva universitaria. Hasta allí nada excepcional, y es que Pepe Chang conoce los intríngulis del manejo del poder, tiene iniciativa y capacidad ejecutiva, al punto que fue premiado como un innovador. De allí que en el 2005, Alan García asume la dirección de la llamada Instituto de Gobierno de la USMP, desde donde se dan maestrías y doctorados a muchos de los actuales cuadros del sector público, y que usó como plataforma de ensayo de su retorno a la política nacional. Chang, sin embargo aparece para muchos con una imagen de empresario y tecnócrata duro y frío como el acero: Fue Gerente general de Informática del Banco de la Nación; Director de CORPAC, la Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial. También es socio de la librería Crisol y de Alpamayo Entertainment (¿recuerdan las producciones peruanas "Piratas del Callao" y "Dragones, destino de fuego"?), que comparte con Hernán Garrido Lecca (¿lo recuerdan?, acertaron, el ex gordito inventor y novel escritor de ficciones, que como Ministro de Salud ampayaba médicos descansando en su noche de guardia en medio de una huelga muy prolongada que el gobierno aprista buscaba quebrar con manidos argumentos). Tiene también un doctorado honoris causa por la Universidad de Huacho y por la Universidad Nacional Federico Villarreal que son posteriores a su grado de magister de la Universidad de Hartford (USA) la que fue denunciada como falsa y sometida a investigación en el Congreso en el 2003, pues habría asumido el rectorado sanmartiniano sin los requisitos exigidos por ley.

Sin embargo, con tales pergaminos, alguien como José Antonio Chang podría tener sobradas razones para ser elegido de lo que sea pero, justamente queremos dejar de lado su trayectoria personal para volcarnos a un análisis que permita diseccionar sus muchos años como Ministro de Educación, pues como dice la bíblica expresión “Por sus frutos los conoceréis”.

«««

“ESTRELLITA DONDE ESTAS, QUIERO VERTE CINTILAR” reza una canción infantil. El centro de nuestro análisis son las políticas educativas del gobierno aprista, siendo ineludible referirnos a algunos hechos controversiales de la gestión del Ministro Chang. Nos interesa analizar cuatro aspectos centrales y dos hechos emblemáticos de la postura oficial del APRA y del estilo de Chang en materia educativa: Uno, los logros reales e imaginarios de la modernización educativa; dos, los avances para cerrar las brechas de cobertura y garantizar la inclusión social y la igualdad de oportunidades educativas. Tres, los éxitos obtenidos a partir de sus políticas de calidad educativa, y en particular la evaluación y certificación de la calidad educativa y lo que puede exhibirse respecto a logros de aprendizaje; y cuatro, la vinculación entre democracia, desarrollo y educación y el Proyecto Educativo Nacional en la lectura de las políticas educativas del APRA en su segunda gestión. Los dos hechos emblemáticos están referidos a la concepción empresarial y competitiva del Ministro en educación, y dos, su sórdido enfrentamiento con el magisterio, particularmente respecto a la carrera pública magisterial y la evaluación docente.

Y sólo para empezar, sabido es que el Señor Ministro no sólo se distinguió en la eficiencia empresarial, sino que traslado códigos y métodos al sector público. Siendo una cartera pesada y difícil, que siempre hace de la educación un desafío. El Ministro Chang se ha preciado de ser un exitoso empresario, y por su experiencia como autoridad educativa en una universidad particular, un conocedor de la educación, Sin embargo, nos preguntamos: ¿Es acaso pertinente mirar la educación desde una perspectiva empresarial? En todo caso, ¿es esta la mejor opción para lograr una educación para el siglo XXI?, y en particular, si la función y contenido eminentemente social de la educación determinan su concepción, ¿Cómo equilibrar modernización y democratización dentro de un mismo proyecto educativo?. Volveremos en unos días con las respuestas a estas interrogantes.

(1) Nicolás Abbanagno. Historia de la pedagogía. México, FCE, 1992.

(2) San Mateo 7: 15, 20: 15Y guardaos de los falsos profetas, que vienen á vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos rapaces. 16Por sus frutos los conoceréis. ¿Cógense uvas de los espinos, ó higos de los abrojos? 17Así, todo buen árbol lleva buenos frutos; mas el árbol maleado lleva malos frutos. 18No puede el buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol maleado llevar frutos buenos. 19Todo árbol que no lleva buen fruto, córtase y échase en el fuego. 20Así que, por sus frutos los conoceréis.