Si, pese a todo he querido saludarlo, porque usted es padre también. Sin embargo, no sé qué significa para usted la condición de padre, pero estoy seguro que en la intimidad de su hogar fue abrazado más de una vez por sus hijos y usted respondió afectuosamente el cariño. Se lo pregunto porque no creo que haya olvidado usted que muchos padres e hijos fueron privados durante su mandato de esta simple demostración de amor. Usted dirá que no sabe a qué me refiero, pero detrás de su ceño fruncido o su risita cachosa está la verdad: Si lo sabe perfectamente pero ahora quiere callarlo. Usted ha sido condenado a 25 años de prisión efectiva por crímenes que se cometieron durante la dictadura que impuso a sangre y fuego entre los años 1992 y 2000. Por eso no estamos refiriéndonos a un asunto por usted desconocido, pero para refrescarle su memoria debo decirle por ejemplo que usted ordenó la muerte de muchas personas, como aquellas quince personas indemnes que incluyeron mujeres y niños que fueron asesinados a balazos en un humilde solar de Barrios Altos por el comando paramilitar que usted armó y financió. Igual que aquel profesor y los estudiantes de la Universidad Enrique Guzmán y Valle, ¿no lo recuerda?, mejor conocida como La Cantuta, ¿Ahora sí?, qué bien, porque hay que debo hacerle recordar que usted hizo secuestrar, acribillar y luego quemar a estar nueve personas por sus esbirros del grupo Colina. ¿Acaso cree que el Perú olvida que hizo matar a ese bravo dirigente Pedro Huillca sólo porque pensaba diferente a usted, pues siempre pensó que las organizaciones sindicales eran un obstáculo a los intereses económicos que usted siempre defendió al igual que los suyos? A usted me dirijo ahora Reo Fujimori, y repito, es usted solo un reo, un convicto, pues me resulta repugnante decirle ex Presidente, pues usted ha deshonrado a nuestro país y me niego a reconocer como ex gobernante legitimo del Perú a quien asesinó deliberadamente a muchos peruanos y peruanas, entre ellos a muchos que tal vez hoy estarían también esperando su saludo por el día del padre, usted se preció de ser el artífice de una estrategia en la lucha contra la subversión, que en parte fue dedicada a implementar una política encubierta de violación sistemática de derechos humanos. Acaso no vimos sus gestos de soberbia muchas veces en televisión, cuando pasaba a explicar en lugar del Ministro de Defensa, otro criminal preso como usted como el general Nicolás de Bari Hermosa Ríos, o de su asesor y más bien su socio en esta empresa de muerte que fundaron, el ex capitán Vladimiro Montesinos Torres, las bondades de su política contra el terrorismo con la cual esperaba ganarle la guerra a Sendero Luminoso. Ahora sabemos la verdad, que ni usted atrapó a Guzmán y parte de su camarilla, fue un grupo de inteligencia policial desfavorecido de las prebendas del poder político, mal abastecido y peor financiado quien produjo la captura del siglo mientras usted pescaba plácidamente en algún río o lago del país. Sabemos también que usted no ganó ninguna guerra contra el terrorismo, este fue derrotado por la propia gente, por los ronderos y comunidades campesinas que se le enfrentaron derrotando primero el miedo a las represalias y que las fuerzas armadas si algo hizo fue utilizarlos como carne de cañón, armándolas con escopetas de caza y lanzándolas frente a las columnas senderistas. Si sabemos que las fuerzas armadas, con su complacencia, secuestraron, torturaron, asesinaron y desaparecieron a mucha gente, bajo el supuesto de ser terroristas. Esta es la política antisubversiva que usted concibió, planificó y ordenó ejecutar a los mandos militares que le fueron adictos, y que le debían obediencia por miedo y por ser sus cómplices –y del Doc- para aprovecharse del Estado e inclusive sacar provecho en la protección de ese otro poder oculto que es el narcotráfico. ¿Y quiere usted que olvidemos todo esto?, justamente ahora que sus incondicionales del derrotado partido que quiso llevar a su hija a la Presidencia de la República, hoy que aun rumia la cólera por no haber alcanzado la victoria que el pueblo le ha negado, triunfo que le hubiera permitido iniciar la restauración de su siniestra figura en el poder, ese poder que significó para nuestro país años de oprobio, de impunidad y de abuso de poder. Por todo eso, reo Fujimori, le envío desde aquí el saludo de los que no olvidamos por el día del padre, para que usted hoy o mañana, recuerde en ese desfile interminable de imágenes fantasmales, las victimas de su gobierno, de su desprecio de la vida, de su enfermiza vocación de poder por encima de todos y todas, no importando la enorme importancia de ser padre que usted ordenó arrebatar con crueldad y furia desmedidas. Feliz día del Padre, y esperemos que pueda vivir muchos años más, o los suficientes para cumplir con su condena, y que su longevidad pueda ser imperturbable, lo decimos porque no creemos que usted se encuentre muy enfermo, y que nos hemos dado cuenta que la patraña que han montado sus secuaces no permitirá que la gente se conmueva y pida que usted sea puesto en libertad. Porque esperamos que Alan García no se atreva a darle el ansiado indulto, ni el poder judicial o el congreso, o algún medio permita que sea usted excarcelado. Porque usted se merece esta prisión, pues en ningún lugar del mundo sería justo que un padre pueda ser perdonado por el asesinato de sus propios hijos.
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