miércoles, 30 de noviembre de 2011

"GOOD BYE, LENIN!"


LAS APARIENCIAS ES FUNDAMENTAL ANTES DE LA BATALLA, decía Sun Tzu, el milenario autor del no menos antiguo tratado “El Arte de la Guerra”. Estas estratagemas han demostrado ser útiles tanto para ocultar las debilidades del guerrero como para disimular sus verdaderas y superiores fuerzas. En un caso puede detener o postergar el inminente ataque, en el otro extremo, apurarlo o adelantarlo al mostrar una aparente fragilidad. De este modo, el fingimiento para lograr engañar al enemigo termina por ser la diferencia entre ganar y perder batallas[1]

En los últimos tiempos, la política ha aprendido a ser una extensión del arte de la guerra, pero no en el sentido del General Von ClausewitzKarl von Clausewitz.[2], quien es famoso por su afirmación “La guerra es la prolongación de la política por otros medios, pero sin dejar de ser parte de ella” y que es el meollo de otra discusión muy controversial. Por lo menos política y guerra se parecen en el uso de las tácticas y estrategias de la engañifa. Por tanto el político profesional sabe o aprende a prometer. La promesa toma vida propia durante la campaña, pero una vez concluida la elección terminan por develarse como lo que es en el fondo: Una mentira más, pues casi siempre la promesa se incumple y se olvida.

Ollanta Humala ganó estas elecciones con un estrecho margen. Se saludó su apertura a otros sectores democráticos e inclusive liberales, y alguna vez en este mismo lugar pugnamos por demostrar que la lucha por ganar el centro político era tarea fundamental en todo aquel político con vocación por el triunfo, y Gana Perú y las fuerzas que la respaldaban lo tenía. Pero el centro político es una cornisa muy delgada, de allí que las primeras decisiones del Presidente fue conceder algunos puntos hacia la derecha como la elección del Ministro de Economía y la continuidad del Presidente del BCR, decisiones comprensibles dada las presiones desde afuera y las negociaciones internas que podían aparecer como evidentes concesiones, pero sin olvidar que la imagen y propuesta del candidato nacionalista fue construido desde la izquierda, y por tanto el mensaje desde un inicio fue claro: El gobierno de la Gran Transformación combinaría crecimiento e inclusión social.

El conflicto suscitado en Puno antes de la segunda vuelta, el conflicto en Andahuaylas (que permanece en latencia) y primera conflicto relevante desde la toma del mando, y la protesta que se vive en estos momentos en Cajamarca en torno al proyecto minero de La Conga,han sido pruebas que han testeado la fortaleza de la propuesta y firmeza decisional del Presidente Humala y la habilidad de su equipo de gobierno para manejar los conflictos que se sabía de antemano estaban allí esperándolos. Tratándose en los tres casos, de una protesta social cuyo común denominador es la resistencia a permitir la continuidad de la actividad minera, cuanto menos en las condiciones actuales de total concesión administrativa pero sobre todo política. Por ello estas situaciones de conflicto deberían servir de base para mostrar finalmente, cual el rumbo por el cual finalmente se orientará la gestión Humala.

Lo sucedido en Puno le tocó cuando fue candidato y aun con su perfil bajo, fue aprovechado positivamente para establecer compromisos de solución entre este movimiento regional y el probable nuevo gobierno. Los resultados electorales fueron a todas luces muy favorables. Pasó el examen.

En el caso de Andahuaylas, en cambio, la intervención del gobierno fue poco menos que desastrosa. Ministros que prácticamente huyeron para evitar comprometerse con los campesinos andahuaylinos (salvo la honrosa excepción de un viceministro hoy renunciante), demostrando debilidad para consensuar y obtener una mayor confianza del este sector de la sociedad regional apurimeña, que aun movilizado no manifestó hostilidad respecto al gobierno. Desaprobado.

Finalmente viene la protesta respecto al gigantesco proyecto que Yanacocha busca aprobar en Cajamarca, y que se sabe ahora desde la opinión del propio Ministro del Ambiente, afectará de manera irreversible el ambiente. Los cientos de campesinos que se oponen al proyecto lo hacen en resguardo del recurso más preciado: El agua, un bien público que pretende ser privatizado, y peor, a ser empleado para fines absolutamente excluyentes, y que terminará no sólo con agotar las pocas reservas de agua dulce que quedan en las alturas, sino también rompiendo el frágil equilibrio con la naturaleza y la actividad humana, lo cual no es ninguna tesis marxista sino es parte del denominado “enfoque de medios de vida sostenible” que ha sido elaborado como el marco para los objetivos generales de DFID (oficina de cooperación del Ministerio Británico) y que es asumido como una perspectiva común de trabajo para diversas instituciones[3][3], y es más, aplicable aun o sobre todo cuando en el caso de la vida campesina esta se encuentre a la base de una economía tradicional de subsistencia o sobre vivencia, que estamos de acuerdo debe de modernizarse y eslabonarse al mercado.

La reacción del Presidente Ollanta ha sido clara al señalar de diversas maneras y en distintos momentos que su gobierno respalda plenamente el proyecto minero en cuestión. Sin embargo, el mandatario matiza su discurso cuando asiste a otros espacios como en el reciente Congreso CCP, gremio campesino que se sabe históricamente respondió siempre a la influencia de la izquierda, y en donde ratificó la valoración de laalianza con estos sectores que han sido en todo momento críticos respecto a la actividad mineras por su impacto negativo sobre el ambiente, el medio y modo de vida de cientos de miles de peruanos que viven en el ámbito rural.

Por lo tanto el resultado de la evaluación es contradictorio: Para algunos el gobierno debe ser aprobado por su habilidad para hacer surfingsobre las olas políticas y por encima de los grupos actualmente enfrentados por sus intereses contrapuestos; para otros sectores la gestión Humala debería ser “jalada” de manera rotunda. Y es que la punta del ovillo se encontraría en la continuidad y cumplimiento de las propuestas que enarboló sucesivamente a lo largo de su campaña, que suscitó las esperanzas de un sector mayoritario de la sociedad peruana que vio en el comandante la posibilidad de un Presidente que les haga justicia.

A mayor detalle y profundidad, otros autores se han referido a la naturaleza de estas propuestas en el juego electoral[4] pero vale la pena recordar que el Plan de Gobierno de Gana Perú, llamado justamente “La Gran Transformación” les permitió ganar la primera vuelta, y las posteriores propuestas se reconocen como instrumentos para generar una amplio proceso de concertación para ganar la segunda vuelta, abriéndose hacia la centro derecha, armando correlaciones que brindarían condiciones políticamente ventajosas para el triunfo electoral, instalar el gobierno pero también a incubar futuras contradicciones.

A estas alturas importa destacar que a 100 días de iniciado este gobierno, han aparecido nuevos adherentes y detractores. Que los que ayer despotricaban de Humala respecto a su origen y sus alianzas, particularmente dentro de la izquierda, y que descalificaban por expresar un riesgo de ingobernabilidad y falta de garantías para con el modelo económico, sean hoy quienes afirman que Ollanta (ahora) si les inspira confianza, es más que sospechoso. Por supuesto que cuando nos referimos a estos entusiastas nos estamos refiriendo a los empresarios mineros o en general, los empresarios, los medios de comunicación, y por supuesto, los partidos que perdieron la elección en abril. En conclusión, la derecha con todo su poder económico, mediático y político que hoy aparece como neo conversa a las políticas del Presidente Humala.

El agua y el oro” como frase argumentativa ha sido repetida por Humala para intentar conciliar intereses que se han localizado en orillas distintas. En el caso de las empresas mineras, es sabido que el Presidente intenta cumplir con compromisos con estos sectores económicos, sobre todo luego de establecer el acuerdo para aportar parte de sus ganancias para los programas de inclusión y desarrollo social, pero tampoco podemos olvidar que se debe cumplir también con aquellos sectores que denuncian cierto favoritismo de parte del gobierno con las mineras, aprovechando la propia debilidad del diseño institucional para garantizar la sostenibilidad ambiental y social, descontada la rentabilidad económica de este tipo de proyectos.

En tal sentido, percibimos que un amplio espectro social y político viene siendo dejado de lado en los anuncios presidenciales, entre quienes se encuentran aquellos que esperan la puesta en marcha de los programas sociales como Pensión 65, ofrecimiento reiterado para empezar cumpliendo con los sectores más vulnerables de la población. Pero -sin ánimo de radicalidad en las medidas del nuevo gobierno- este bloque social con y sin representación política espera de este gobierno por encima de todo consecuencia o cuanto menos una actitud coherente respecto a proteger los interés de un considerable franja de peruanos que viven de la agricultura o la ganadería y actividades conexas, que pueden ser afectados en sus medios de vida por la actividad contaminante o de apropiación y manejo particular de los recursos como el agua, principalmente por la gran minería.

Este es el sector que empieza a sentirse defraudado por la actitud presidencial de respaldo sin mayores reservas a las empresas mineras, como es el caso del conflicto suscitado en Cajamarca por el proyecto Conga y que ha tenido en el Paro regional iniciado la semana pasada su punto más alto, situación que viene caldeando el ambiente, que con las primeras refriegas que se han sucedido en una de las provincias y el llamado abierto a militarizar el conflicto socio ambiental, que puede tener consecuencias inimaginables y hasta superiores a Bagua en el 2010.

Pero no es solo el gobierno quien no ha tenido un juego apropiado. La lógica simplista de los vocingleros de la prensa ha contribuido a generar un ambiente donde la confrontación se abre paso. Decir que quienes en Cajamarca han reaccionado frente al proyecto minero es apenas un grupo de “radicales ultra izquierdistas”, pinta por entero la profunda vocación autoritaria y antidemocrática de la derecha que opta por el fácil expediente de la arbitrariedad antes que por emprender el difícil camino del diálogo. Su terca defensa de los intereses privados es tal que obvian los riesgos de iniciar un proyecto que producirá daños ambientales irreversibles a la región.

Lo anterior no es nada nuevo si lo comparamos con aquello que hoy se dice desde los medios sobre el Presidente Humala. Para muchos asistimos al (re) descubrimiento de Ollanta como aquel que habiendo asumido sus responsabilidades de Estado, ha aprendido que el ejercicio de la política pasa por ser “realista” y “pragmático”.

Pero, de qué se trata esta novísima adhesión mediática. Palabras más o menos, el “realismo” busca evidenciar aquellos que pueden aceptar que el manejo del poder se puede hacer sin transformar la política y el poder mismo, por lo cual bajo el “realismo” se termina por cobijar a aquellos interesados en separar la política y el horizonte ético. En tanto el supuesto “pragmatismo” nos deja constancia en aquellos que elevan a axioma la primacía de la acción aun a costa de liquidar los principios, con lo cual la política termina desvirtuándose y convirtiéndose en campo de negociación de intereses, y la vieja idea de la política como “arte de hacer posible lo necesario” un artefacto propio de un museo.

Es cuando volvemos a considerar que los halagos que hoy le prodiga la prensa de derecha es deliberadamente un acto de apropiación del alto mandatario. Una suerte de secuestro para los fines inconfesables de una derecha que pretende hacer de la política una sucursal de sus intereses económicos, no importa que para esto abogue por que la política se convierta en una fábula, el político en un ilusionista, y el partido u organización política en una fábrica de sueños que vender. No importa nada, inclusive, hacer campaña abierta para cuestionar y satanizar a los sectores que representen algún peligro para sus planes. Y presionar o maquinar desde adentro para aislar o separar e inclusive dejar de lado o desembarcarse de los sectores que se opongan a sus designios.

“Hoy un juramento, mañana una traición”, cantaba Gardel[5] , y algo cercano a un sórdido ajuste de cuentas parece empezar dentro de lo que fue “Gana Perú”. El despido de Tapia García de su puesto de asesor político evidencia que las pugnas al interior del gobierno empiezan a mostrarse en todo su dramatismo. Sin embargo, más allá de la salida de personajes ligados al gobierno interesa ver cuáles son las consecuencias políticas del alejamiento de algunas figuras connotadas de la izquierda. Las orientaciones futuras para el gobierno de Ollanta Humala, de seguir desangrándose por la izquierda, pone en evidencia que este tipo de sangría dejan en grado de debilidad los pilares de la propuesta por la Gran Transformación. Un razonamiento posible de ser comprobado va por el lado de afirmar que de agudizarse las fisuras hacia la izquierda, los contrapesos en el gobierno pueden llevar a una clara opción hacia la derecha, favorecido intencionalmente desde los artilugios que ésta viene empleando desde afuera.

Y es que lo suscitado a partir de esta crisis, producida no solo por las expectativas del entorno presidencial por mantenerse, ganar o bloquear los intereses de sus competidores respecto a quienes influyen en las decisiones del Presidente Ollanta, sino que responden a diferencias de fondo en la concepción del poder, la gestión política del gobierno o posiciones respecto a algunas de las políticas de Estado que pueden terminar por ser el caldo de cultivo a conflagraciones mayores que pueden ser seguidas de manera casi inmediata a escisiones considerables.

Good Bye, Lenin!” una película alemana de 2003, dirigida por Wolfgang Becker, que en apretada síntesis trata de los intentos desesperados de un hijo por ocultar a su madre gravemente enferma de la realidad que se vivía en la ex RDA, post caída del Muro de Berlín. Nostálgica y por ratos patética, la realidad fabricada que se vive en el viejo apartamento es un recurso final y atrevido para evitar que se sepa que todo había cambiado y que el desplome del socialismo real fue inevitable e irreversible, y por tanto la farsa montada, tarde o temprano debía descorrerse en su velo de artificialidad. La coyuntura dentro del gobierno de Humala ha vivido una situación similar.

La presencia de un sector de la izquierda como parte de la alianza, tanto de aquellos que apostaron por este proyecto y el liderazgo de Humala desde un primer momento, como la presencia de un sector de personalidades y técnicos aportados desde la izquierda, nos muestra que lo logrado en Gana Perú, su perfil izquierdista y plebeyo, sus propuestas que aterrizaban adecuadamente en el aquí y ahora, no fue una realidad maquillada. Sin embargo para la Derecha el perfil que la izquierda venía manejando dentro del gobierno resultaba francamente incomodo, primero colisionándose con intereses como los de las empresas mineras, con quienes la recolección de fondos servirán para los programas sociales que se implementaran de manera emblemática en el país.

De lo anterior se desprende la intención aun no extendida, respecto a que es necesario producir un decantamiento respecto los amigos de la izquierda, de lo cual la salida de Tapia es sólo un simulacro.

“Good Bye, Lenin”, good bye buenos amigos, compañeros de ruta! En esta etapa ya no resulta interesante compartir la vocación izquierdista que los pudo animar en el proyecto Gana Perú, sino en entender que las negociaciones, intereses y demás acuerdos a lograr con otros agentes económicos y operadores políticos, hace de los amigos de la vieja nueva izquierda poco menos que una presencia incómoda, y por tanto, directamente prescindible.

Pero valga la situación creada. Siendo la izquierda un equipo político y técnico que apoya la gestión de Humala, su rol debía aportar a fortalecer, legitimar e implementar las propuestas del gobierno, principalmente aquellas que favorecerán a la mayoría de los peruanos. Para esto resulta una condición de que el deslinde permita una salida desde la propia izquierda antes que la derecha se adelante en sus tentativas de cercamiento y captura del gobierno.

De lo que se trata es de decirle adiós a una manera de pensar y hacer la política, de gobernar y dirigir el Estado. ¿Cómo arrojar la parafernalia y con ella con la caja de los recuerdos de otra época sin perder identidad, sin cortar los lazos con sectores sociales que siguen reclamando parte de la izquierda? Tarea difícil sin duda, pero no imposible.

La izquierda debe encabezar las banderas de la democracia renovada y de la reforma estatal, de la economía social de mercado y la inclusión social, de la descentralización, del desarrollo humano y sostenible, de la ética pública y la lucha anticorrupción. Para ello todas las recetas que nos legó la herencia de la izquierda clásica, ortodoxa, vieja y nueva, con todo su pasado heroico, clasista y combativo deben ser superadas desde una nueva mirada para fundar una nueva tradición desde una izquierda más moderna, que recupere las promesas que la derecha jamás cumplió, una nueva izquierda que se convierta en un baluarte para asegurar que la Gran Transformación sea posible y necesaria en nuestro país.


[1] “La guerra es el arte de engañar. Así, si eres capaz, finge incapacidad; si estás preparado para entrar en combate, finge no estarlo; si te encuentras cerca, finge estar lejos; si te encuentras lejos, finge estar cerca. Si el enemigo es ávido en ganancias, sedúcelo. Si está confuso, atrápalo. Si es consistente, prepárate. Si es poderoso, evítalo. Si es colérico, provócalo. Si es humilde, hazlo arrogante. Si está quieto, oblígalo a actuar. Si está unido, divídelo. Atácalo cuando no esté preparado, lánzate sobre él cuando no se lo espere. Estas fórmulas propician la victoria a los estrategas, pero no pueden decidirse de antemano”. Sun Tzu. “El Arte de la Guerra”. Varias ediciones.

[2] Karl von Clausewitz. “De la guerra” varias ediciones.

[3] El concepto de medio de vida sostenible “…comprende las posibilidades, activos (que incluyen recursos tanto materiales como sociales) y actividades necesarias para ganarse la vida. Un medio de vida es sostenible cuando puede soportar tensiones y choques y recuperarse de los mismos, y a la vez mantener y mejorar sus posibilidades y activos, tanto en el presente como de cara al futuro, sin dañar la base de recursos naturales existente” En:Chambers, R. y G. Conway (1992) Sustainable rural livelihoods: Practical concepts for the 21st century (Medios de vida rurales sostenibles: conceptos prácticos para el siglo XXI). Documento de debate sobre el IDS: 296. Brighton: IDS.

[4] Sinesio López. “Ollanta entre el temor y la esperanza: Los cien primeros días de una democracia concertada”. 27 de noviembre de 2011.

[5] “Amores de estudiante (1934). Música de Carlos Gardel, letra de Alfredo Le Pera y Mario Battistella.

lunes, 15 de agosto de 2011

EL FIN DEL MUNDO TAL COMO LO CONOCEMOS

Por Eric Hobsbawm

No está claro hasta qué punto pueden llenar las imaginadas comunidades étnicas, religiosas, de género, de estilo de vida y otras identidades colectivas el vacío dejado por el retroceso de las viejas ideologías de la izquierda socialista. Políticamente, el nacionalismo étnico tiene más posibilidades, puesto que se aplica a las arraigadas exigencias políticas xenófobas y proteccionistas de la clase obrera que resuenan más que nunca en una era que combina la globalización y el desempleo de las masas: “nuestra” industria para la nación, no para los extranjeros; prioridad de los empleos nacionales para los nacionales, abajo con la explotación por el extranjero rico y el pobre inmigrante extranjero, etcétera. Teóricamente, las religiones universales como el catolicismo romano y el Islam imponen sus propios límites a la xenofobia, pero tanto la identidad étnica como la religión funcionan como barreras potenciales contra la vertiginosa globalización capitalista que destruye las viejas formas de vida y las relaciones humanas sin proporcionar alternativa alguna. El riesgo de un acusado desplazamiento de la política hacia una derecha radical demagógica confesional o nacionalista es probablemente mayor en los antiguos países comunistas de Europa y Asia occidental y del Sur, y menos en Latinoamérica. La crisis económica puede aportar un cambio relativo hacia la izquierda similar a lo ocurrido bajo F. D. Roosevelt durante la Gran Depresión en Estados Unidos, pero esto no es probable que suceda en otra parte.

Y sin embargo, algo ha cambiado para mejor. Hemos redescubierto que el capitalismo no es la (o no es la única) respuesta, sino la pregunta. Durante medio siglo su éxito se ha dado por sentado, de tal forma que su mismo nombre cambió sus asociaciones tradicionalmente negativas por otras positivas. Empresarios y políticos podían ahora disfrutar no sólo de la libertad de la “libre empresa”, sino de ser francamente capitalistas. Desde la década de 1970, el sistema, olvidando los temores que le condujeron a reformarse a sí mismo después de la Segunda Guerra Mundial y los beneficios económicos de su reforma en la posterior “edad de oro” de las economías occidentales, revirtió a la extrema, o incluso podría decirse que patológica, versión de la política de laissez-faire (“el gobierno no es la solución, sino el problema”) que finalmente implosionó en 2007-2008. Durante los casi veinte años posteriores al fin del sistema soviético, sus ideólogos creían que habían alcanzado “el fin de la Historia”, “una imperturbable victoria del liberalismo político y económico” (Fukuyama), un crecimiento en un definitivo y permanente orden mundial político y social autoestabilizador del capitalismo, incontestado e incontestable tanto en teoría como en la práctica.

Nada de esto es ya sostenible. Los intentos del siglo XX por tratar la historia del mundo como un juego de suma cero económico entre lo público y lo privado, puro individualismo y puro colectivismo, no han sobrevivido a la manifiesta bancarrota de la economía soviética y la economía del “fundamentalismo de mercado” entre 1980 y 2008. El retorno a una de estas economías no es más posible que el retorno a la otra. Desde 1980 es evidente que los socialistas, marxistas o de otra índole, se quedaron sin su tradicional alternativa al capitalismo, a menos que o hasta que reflexionen sobre lo que querían decir con el término “socialismo” y abandonen la presunción de que la clase obrera (manual) será necesariamente el principal agente de la transformación social. Pero también quedaron indefensos aquellos que creían en la reductio ad absurdum de la sociedad de mercado de 1973-2008. Puede que no esté en el horizonte un sistema alternativo sistemático, pero la posibilidad de una desintegración, incluso de un desmoronamiento, del sistema existente ya no se puede descartar. Ninguna de las partes sabe qué sucedería o qué podría suceder en este caso.

Paradójicamente, ambas partes tienen interés en regresar a un gran pensador cuya esencia es la crítica del capitalismo y de los economistas que no fueron capaces de reconocer a dónde conduciría la globalización capitalista, pronosticada por él en 1848. Una vez más es evidente que las operaciones del sistema económico han de ser analizadas históricamente, como una fase y no como el fin de la Historia, y de manera realista, es decir, no en términos de un equilibrio de mercado ideal, sino de un mecanismo intrínseco que genera crisis periódicas susceptibles de cambiar el sistema. La actual puede ser una de ellas. De nuevo resulta obvio que incluso entre importantes crisis, “el mercado” no tiene respuesta al principal problema al que se enfrenta el siglo XXI: que el ilimitado crecimiento económico cada vez más altamente tecnológico en busca de beneficios insostenibles produce riqueza global, pero a costa de un factor de producción cada vez más prescindible, el trabajo humano, y, podríamos añadir, de los recursos naturales del globo. El liberalismo político y económico, por separado o en combinación, no pueden proporcionar la solución a los problemas del siglo XXI. Una vez más, ha llegado la hora de tomarse en serio a Marx.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/subnotas/7266-1467-2011-08-14.html

jueves, 28 de julio de 2011

FIRME Y FELIZ POR LA UNIÓN

Se acabó el misterio.

A partir de hoy veremos si la Gran Transformación no es otro parto de los montes.

Nada hace presagiar que Ollanta Humala fracase.

Mucho pesará la voluntad política para gobernar para la inmensa mayoría de compatriotas que votaron por él, antes que por la voracidad del capital que no tiene patria.

Pero también la inmensa capacidad del pueblo peruano para defender sus sueños y esperanzas.

Observar y vigilar será nuestro lugar, que es una forma más digna de participar del gobierno, y participaremos de este modo de manera responsable, antes que haciendo la cola de angurrientos con un file personal bajo el brazo esperando el cupo.

Así será porque debemos ser capaces de dar antes que recibir, y cualquier lugar es bueno si hay que defender este gobierno como nuestro si los intereses de la mayoría son representados, o para luchar por la libertad y la democracia si este mismo se atreve a levantar la mano contra la madre común.

Mientras tanto vaya este abrazo, pues es lo único que nos podemos dar para reconocernos como peruanos y peruanas, hijos e hijas de la misma nación peruana,

"Firme y Feliz por la Unión".

lunes, 4 de julio de 2011

NACIDO EL 28 DE JULIO



El robusto Presidente terminaba de engullirse su segundo desayuno y sólo un pensamiento lo asaltaba: Dejar de ser mortal, trascender a su propio paso como gobernante, sino dejar, hacer algo que haga que la gente lo evoque cada día, y asi cada uno de los días de este quinquenio que estaba por empezar.


Frontándose las manos se dijo para sí "Todo está listo: El estofado legal, la alcahuetería mediática, la bendición cardenalicia y, tal vez, hasta me gane con la vista gorda del cachaco".


Y que se venia fraguando descaradamente la santa alianza aprofujimontesinista, y que mejor oportunidad que en los festejos del 28 de julio. El lenguaraz se relamió por un instante y razonaba "Qué mejores festejos que aprovechar el cumpleaños de la patria para soltar al chino...y asi ese casi 50% que votó por la hija festeja por partida doble: 28 de julio y los 73 años del japonés..."


No había duda, de una simple posibilidad se había decidido excarcelar a Alberto Kenya Fujimori, reo purgando sentencia por crímenes abominables y corrupción, quien sería indultado en la hora nona por el todavía presidente en ejercicio.


"¿Y si la gente zapatea por la liberación de Chino? -se pregunta de pronto el mofletudo Presidente, su otro yo, igual de obeso y obsecado se responde "Qué me importan mis opositores, qué me importa que hayan razones jurídicas que impiden indultos en casos de condenados por delitos de lesa humanidad, al diablo con la oposición, con Mario Vargas Llosa y Javier Pérez de Cuellar, me zurro en todos ellos y me limpio con la protesta ciudadana"


Al viejo caudillo le importa muy poco el gobierno entrante y la actual correlación de fuerzas políticas en el país. El sabe que impondrá su autoritarismo a prueba de argumentos, nuevamente probará su soberbia legendaria, y demostrará que el poder que tiene y su cinismo son tan inconmensurable como su ego.


Cuál Nerón a punto de solazarse con su solo de arpa ante la Roma incendiada, el Presidente García se pone a soñar con una nueva obra a inaugurar, o a imaginar su tercer periodo, sin importarle mínimamente lo que ocurre alrededor.



Pero la verdad es que ahora que ya se fragúo el indulto, de nada sirvió que se dijera que se convertiría en un “cadáver político”. Ya Alan García cedió ante la necesidad de seguir montando su show, sus delirios megalomaniacos y ahora su fama tremebunda y tristemente célebre.


De pronto, de afuera se empieza a escuchar gritos de cientos de voces, de pedidos de justicia y denuestros contra el régimen corrupto de García. Sigilosamente el Presidente se esfuma, cierra su ventana apresurado y se refugia en algunos de los salones contiguos...







lunes, 27 de junio de 2011

"LA PAZ SEA CON VOSOTROS"

FIRME Y FELIZ POR LA UNIÓN, rezaba el lema de la patria desde el momento de nuestra fundación como república independiente. Firme y feliz por la unión, repitieron nuestros mayores, aun cuando nuestra historia nacional siempre estuvo escindida por luchas intestinas, conflictos de intereses jamás dilucidados, guerras interminables y absurdas como aquellas que plagan las páginas de ficción que escribiera García Márquez. A falta de Caín y Abel tuvimos el paradigma fratricida de Huáscar y Atahualpa que fue la causa fundamental de la debilidad del Tawantinsuyo que preludió la conquista, que fue nuestra herencia durante la colonia, la que estigmatizó el país desde los albores del Perú emancipado, y que reprodujeron con creces los caudillos militares y civiles en las luchas entre Castilla y Vivanco, Piérola versus Pardo y luego contra Prado; Cáceres contra Iglesias, Sánchez Cerro y Haya… y siguen firmas. Los costos de estas fracturas a lo largo de la historia fueron diversas, desde el militarismo autoritario, la ingobernabilidad y el péndulo civil-militar, la derrota ante el invasor chileno, la destrucción estatal, la desorganización social, el festín de los imperialismos, la precariedad de la democracia, la república sin ciudadanos.

El 5 de junio acabó un capítulo de la historia política del país donde, en el marco de las elecciones generales se produjo una importante polarización social y política que rebasó la arena electoral para expresar los niveles de conflicto creados por intereses contrapuestos, los que evidenciaron la delgada línea que separa economía y política, y dieron lugar a tensiones históricas entre posiciones asumidas por partidarios de la continuidad y propugnadores del cambio. Entre la primera y segunda elección se produjo un realineamiento de fuerzas, y a diferencia de las elecciones de abril, donde el posicionamiento de la imagen y la relativización del programa fueron atributos de los candidatos, en la segunda aparecieron en el nuevo escenario dominado por la confrontación política acicateada por el poder mediático, de los mensajes dirigidos al interés del elector de segmentos socioeconómicos específicos, y los gestos y discursos abarcadores y consensuales, en reflejo a la corrida programática hacia el centro de ambos candidatos. La candidata del fujimorismo buscó representar las fuerzas de la continuidad neoliberal, de los poderes del libre mercado, pero abriendo cabida a la confluencia de todos los sectores desde la derecha más conservadora al centro derechismo menos ideologizado. Del otro candidato implicó un difícil proceso para limar las aristas de un radicalismo innecesario, de mostrar su capacidad política para ampliar su convocatoria a otros sectores sociales y políticos y para flexibilizar su programa de gobierno y precisarlo de acuerdo a su necesidad de mostrarse dispuesto a conceder terreno a mayores intereses que los propiamente populares.

Los resultados fueron distintos: Keiko Fujimori no pudo sacudirse de la pesada herencia política e histórica de su padre, no pudo desmarcarse de la incómoda presencia del entorno fujimorista más duro y de las alianzas oficiosas y reales con los sectores neo derechistas, una suerte de Tea Party nativo, que condenó su candidatura al lastre de arrastrar la tradición y herencia del autoritarismo y lo peor del mercantilismo y sus testaferros nacionales. A Ollanta le fue mejor, no sólo salió airoso de la campaña de demolición que el fujimorismo y sus aliados, los sectores económicos proveedores de recursos y actuando directamente en política, y el poder mediático construyendo el tramado ideológico para justificar la elección de Keiko Fujimori y la necesidad de derrotar a Humala.

El desenlace político es conocido, lo más destacado no sólo es la dramática alineación final del electorado. Separados por escasísimos puntos y décimas de diferencia, la realidad expresada electoralmente es mucho más preocupante porque, frente a la volatilidad de lo electoral y la escasa identidad con lo político, lo que si se recorre con fidelidad es la cartografía social del país, donde la pobreza y la exclusión de por medio, se configura un país con profundas diferencias respecto a lo acontecido en los últimos años, pero que sin embargo esta vez ha optado por el cambio. Sin embargo, sin retroceder a los anacronismos teóricos que representaban el Perú como un país dual, debemos dejar constancia que aquellos que por seguridad, por interés o por identificación más claramente política con la continuidad, no constituyen una minoría. Son casi la mitad de los electores del país, y aun cuando la mayoría de sus votos provienen del estrato socioeconómico A y B, muchos de los votos que recibió Keiko Fujimori provienen de sectores populares y mesocráticos, que como sabemos tienen importancia gravitante actual y futura.


En la reciente entrega de credenciales que lo reconocen como Presidente electo, Ollanta Humala prometió reconciliar a los peruanos y hacer un gobierno para todos. Noble propósito, y que no dudamos que constituye una aspiración del nuevo gobierno de Gana Perú, buscando interpretar el sentir de la mayoría de los peruanos y peruanas, y que ha expresado en una formula como la de un gobierno de concertación nacional, y es más, todavía señala que este debe ser un gobierno de ancha base.


Por cierto, al gobierno le interesa lograr un clima de estabilidad política, establecer niveles de alianza política para gobernar, y ampliar la representación de intereses de la sociedad, principalmente para aquellos sectores empresariales para los cuales la alternativa que expresa Gana Perú es poco menos que la del chavismo comunistoide que vendieron la derecha política, económica y mediática.


Al respecto, Ollanta es sabedor que no posee una mayoría nacional, por lo menos electoralmente, lo cual es relativo dado que Lima distorsiona cualquier representación electoral por su consabido centralismo, y las posibilidades de la participación de otras fuerzas políticas como Perú Posible, sin alianzas o pactos políticos es viable y muy razonable dado el significado del triunfo electoral que dio cuenta de un amplísimo movimiento nacional, democrático, libertario y patriótico, que se visualizó no solo en los técnicos que pasaron a reforzar el equipo de plan de gobierno, sino también en el ensanchamiento de Gana Perú con contingentes completos de militantes de otros partidos (como Fuerza Social) que hicieron campaña, vigilaron los votos en las mesas y se movilizaron en los tramos fundamentales de la segunda vuelta, sino también con colectivos sociales y ciudadanos que han sido el factor decisivo para lograr ese gran frente que se resistió a la involución autoritaria que se condensó en Fuerza 2011.


Gana Perú tiene entonces un espectro democrático que da la talla para construir el gobierno de concertación nacional y de ancha base como se espera ocurrirá en la conformación del primer gabinete con cuadros de los partidos democráticos y figuras independientes, y que tenemos más de indicio de cómo funcionará en el nuevo Congreso con las alianzas para la elección de la presidencia y mesa directiva, la conformación de las comisiones, y otros pasos claves a sucederse en el edificio de la Plaza Bolívar.


Un punto que si resulta difícil de predecir es si el nuevo gobierno lograra expresar intereses mayores a su base social popular. Las medidas de gobierno que inicien este mandato, que en parte se verá en el anuncio y presentación del gabinete es un asunto clave para saber cual es la disposición del primer mandatario juramentado y en funciones (antes puede ser contraproducente) para dar tranquilidad a quienes desde la derecha presionaban por colocarle las reglas al presidente electo. El mensaje de asunción de mando despejara toda duda de las orientaciones centrales del nuevo gobierno.


Sin embargo, el Presidente Humala ha señalado que cumplirá su compromiso con quienes lo apoyaron porque responden a un cambio largamente negado. Por tanto, lo que se espera de él es que estas medidas puedan dar cuenta del interés por cautelar las libertades y derechos fundamentales, los avances en las reformas democráticas, y las coordenadas esenciales del proceso económico, que no significa tampoco dejar que las cosas sigan iguales, sino que de acuerdo con lo fundamental de la propuesta de Gana Perú, se hagan los reajustes para las urgentes medidas en el terreno de las políticas sociales que la mayoría de peruanas y peruanos esperan y que marcarían el cambio en democracia, y constituyen todas en conjunto el punto de inflexión de la actual situación de más de veinte años de hegemonía de las políticas neoliberales que con algún mecanismo compensatorio en lo social -las reformas de segunda generación que tanto reivindicaba Keiko Fujimori- venimos viviendo en el Perú. Es entonces cuando, llegado el momento de hacer el ajuste social del programa económico, debamos de recordarle al Presidente aquella conseja popular “no se pueden hacer tortillas sin romper huevos”, por tanto, algunos intereses tendrán que verse afectados para hacer posible un enérgico programa de redistribución social y abrir curso a la justicia, la equidad y la inclusión.


Siendo este el panorama respecto al Gobierno para todos, encontramos que el punto más difícil es la reconciliación nacional. Al respecto una duda nos asalta e interpela: ¿Existen condiciones para una reconciliación nacional? ¿Qué significa esta reconciliación? ¿Significa acaso el perdón para todos, la exculpación por razones políticas, el alargamiento de un régimen de gollerías y ganancias sin control para las empresas? ¿Es posible la reconciliación nacional entre asesinos y victimas, o sus familiares? ¿Se abrirá paso a una ley de amnistía o quizá pueda ser considerado uno o algunos indultos por razones humanitarias? ¿Se bajara la guardia en el celo anticorrupción? ¿Alan Garcia se acogerá a algún artificio que lo exculpe de posibles peculados en su gobierno, o partirá al exilio protegido para esperar sean sobreseías las posibles acusaciones? ¿Se abrirá un interregno legal para los casos comprobados, la impunidad será una política tan semejante e innoble como la criollísima actitud de hacerse el huevón?

Como vemos es este es el terreno más escabroso para la nueva gestión, si de un lado la distinción de un gobierno que coloca lo social como primer punto de su agenda, no puede ser menos respecto a determinar las condiciones para una auténtica reconciliación nacional, basada en la verdad y la justicia, pues la memoria de los agraviados de siempre no olvida, donde el crimen y la sacada de vuelta, el latrocinio descarado no merece perdón. La moral cristiana católica siempre nos enseñó con Jesús ofrecer la otra mejilla a quienes nos han ofendido, y hasta en la liturgia nos dice “Pax Domini Sit Semper Vobiscum” (“La paz del Señor sea siempre con vosotros”). Pero la paz del Señor ni de la patria puede ir con nosotros si el precio es la traición, ni olvidando a nuestros agresores. La injusticia no puede apacentar mansedumbres sino más bien moviliza a quienes sienten indignación y no pueden aceptar el llamado a la paz y reconciliación en medio de la ignominia.


Por eso el Presidente electo no debe olvidar sus recientes declaraciones al recibir sus credenciales cuando se comprometió a gobernar con humildad y con prudencia, pero también nos compartió su sueño, en aquella misma oportunidad, de lograr una patria grande, una patria justa, que por supuesto es también una patria unida, firme y feliz como nos lo recordaba Sebastián Salazar Bondy cuando en su crítica al centralismo limeño abogaba por una verdadera descentralización donde no pierdan las provincias ni la metrópoli, sino que signifiquen el triunfo final del país: “Así se retornará a la legitima comunidad esa que está levantada sólidamente sobre las bases de la reciproca admiración sin rencores ni escisiones, tal como destella el símbolo peruano ‘Firme y feliz por la unión’ ".[1]


[1] La ciudad que semeja el país”. Publicado en La Prensa el 16 de febrero de 1956. Recopilado por la UNMSM en la antología “Recuperar la ciudad perdida

miércoles, 22 de junio de 2011

RECONCILIACIÓN NO ES CLAUDICACIÓN




¿Se imaginan a los criminales de guerra nazis, juzgados en Núremberg, liberados en aras de la reconciliación en Alemania de la postguerra? O quizá a Idi Amin Dada, ese dictador africano que hasta se comía a sus opositores políticos y que fue llamado en justa analogía “El Hitler negro”, ¿se lo imaginan libre de polvo y paja, recorriendo las calles de Uganda como si nada, sin siquiera un cargo de conciencia de los 300,000 viles asesinatos que cometió? ¿Acaso se pueden olvidar las imágenes de pesadilla de las afueras de Sarajevo, cercada por las fuerzas serbobosnias comandadas por Radovan Karadzic, sembrada de 12 mil cadáveres o de Srebrenica donde 8 mil musulmanes fueron asesinados por el odio racial y la locura por el poder durante la guerra que estalló en la ex Yugoslavia? ¿Creen ustedes que el Tribunal Penal Internacional de La Haya que ha empezado su juzgamiento, en aras de la reconciliación entre serbios y bosnios liberaría a este masacrador de miles de civiles indefensos, niños, mujeres y ancianos? ¿El mundo ha olvidado acaso las muertes en Camboya, mal llamada Kampuchea Democrática, a cargo del Khmer Rouge (jemer rojo), secta comunista fanática que perpetró un genocidio contra su propio pueblo, eliminando casi una cuarta parte de su población en aras de una sociedad supuestamente igualitaria?. ¿Podemos considerar justo que, salvo Pol Pot que murió antes de ser procesado, los principales criminales del jemer rojo puedan ser declarados inocentes de esta carnicería?


En nuestro continente, aun esta fresca la sangre de las víctimas del siniestro François Duvalier, “Papá Doc”, dictador haitiano que recurrió a las prácticas del vudú y sus paramilitares para instaurar un régimen de terror que fue heredado -vaya coincidencia-, por su hijo “Baby” Doc. Pero más coincidencias: Duvalier Padre fue elegido Presidente, se hizo dictador, modificó la constitución para quedarse en el poder como Presidente Vitalicio, tuvo su propio “Grupo Colina” llamado Tonton Macoute (Voluntariado de la Seguridad Nacional); pero además manipuló ante el Vaticano para designar su propia jerarquía católica, inclusive construyó su propia ciudad “Duvalierville” con un impuesto especial que derivaba en sus cuentas privadas. Para mayores señales, este déspota firmó una alianza con el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, el dictador dominicano de quien da cuenta la novela de MVLL “La fiesta del Chivo” y al cual no nos referiremos pues la novela y la historia política pueden testimoniar más acerca de sus infamias. Ambos murieron sin ser juzgados ni condenados, pero sus cómplices si fueron encerrados a largos años de prisión los cuales no fueron por ningún argumento ni perdonados ni conmutados. ¿Se imaginan a algún gobernante haitiano concediendo amnistías a estos asesinos alquilados por la dinastía Duvalier con el supuesto de garantizar la paz y la reconciliación luego del devastador terremoto que destruyó esta isla pobrísima en el 2010, o a los militares y paramilitares que gobernaron y asesinaron con Trujillo en República Dominicana que indultados por la gracia presidencial para cortar por lo sano con todo el odio que dejaron estos criminales? Para que decir más de los crímenes de las dictaduras del cono sur, sabemos muy bien acerca de lo ocurrido en Argentina con Videla y en Chile con Pinochet durante los 70, para no mencionar los casos de Uruguay durante el vergonzante pacto de los militares con Juan María Bordaberry, en Brasil luego del golpe a João Goulart en 1964 y la gran represión desatada contra el movimiento social. Junto a asesinatos, torturas, desapariciones, también hubo saqueo de las arcas públicas, robos millonarios depositados en cuentas cifradas, propiedades públicas enajenadas por particulares, grandes negociados con los bienes del Estado, hasta el tráfico de niños arrancados de los brazos de sus padres por sus asesinos, inclusive recién nacidos apenas separados de sus madres después del parto, y luego dados en adopción a los propios militares o civiles coludidos con los criminales.


En todos estos hubo investigaciones de estos crímenes abyectos, se realizaron procesos públicos y garantizados para actuar en nombre de la sociedad en estricto sentido de justicia. Hubo condenados y salvo algunos intentos como las leyes de punto final y obediencia debida en Argentina para cancelar el proceso a los militares asesinos, o las triquiñuelas de los abogados de Pinochet para evitar que vaya a prisión o sea extraditado. Pero se hizo justicia y la mayor parte de los inculpados cumplieron y cumplen su condena. En medio de toda esta podredumbre moral hubo gestos nobles como los de Ernesto Sábato que presidió la Comisión sobre los Desaparecidos en Argentina, o el propio presidente Kirchner que se opuso a la tentativa de los militares de buscar la impunidad, o la del juez español Baltazar Garzón que hizo posible la extradición de Pinochet desde Inglaterra y que aun con las presiones recibidas desde un pinochetismo militante y poderoso que amenazaba a la gobernabilidad, el gobierno de la Concertación nunca cedió un milímetro respecto a su decisión que el futuro solo era posible haciendo justicia.


En el caso peruano, la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), creada el 2001 durante el gobierno de transición del Presidente Paniagua, surgido con el desplome del régimen fujimontesinista. Justamente el extenso informe resultado de una pulcra y prolija investigación da cuenta de que el conflicto armado interno tiene como principales responsables principales de las muertes y destrucción que sufrió el país a Sendero Luminoso y el MRTA, pero muchas de las muertes, desapariciones y torturas fueron resultado de la acción de la policía y las FF.AA. a partir de la implementación sistemática de una estrategia antisubversiva que incubó como una condición favorable la interrupción castrense del proceso político que se concretó en el golpe de Estado de 1992 fraguado por Fujimori y Montesinos con la cúpula castrense. La auto justificación del quiebre de la democracia, de una imagen victoriosa de las fuerzas armadas que escondía una conducción contrasubversiva proclive a la violación de los Derechos Humanos y que se propuso una tregua y posterior alianza con el narcotráfico, de las cuales obtuvo enormes beneficios Vladimiro Montesinos y otros civiles y militares que formaron parte de la mafia, verdadero poder durante los gobiernos de Alberto Fujimori. Los costos de esta enorme garrapata que succionaba recursos del Estado, que inoculaba la toxina terrible de la corrupción en las instituciones donde concentraba su poder, compraba congresistas, políticos, dueños de medios de comunicación, empresarios, mientras terminaba de destruir todo vestigio de democracia, dirigía y financiaba escuadrones de la muerte y acallaba cualquier denuncia de algo terrible venía ocurriendo dentro del país, se venía matando, torturando y desapareciendo a muchos peruanos inocentes, hechos que al final fueron develados en toda su gravedad por la CVR.


Alberto Fujimori fue condenado a 25 años. Su responsabilidad en la orden y operatividad del Grupo Colina ejecutante directo de los crímenes de los estudiantes y el docente de La Cantuta, y de la masacre en Barrios Altos fue palmariamente demostrada. A esto se suma el otro juicio donde asume su responsabilidad en los actos de corrupción que explican su inmensa fortuna producto del robo descarado de las arcas fiscales.


La posibilidad de que Fujimori sea liberado siempre fue un tinglado armado por sus huestes desde el momento que fue extraditado, durante el juicio se ensayaron diversos artilugios legales para exculparlo, pero la justicia también llega a los poderosos y fue condenado. Posteriormente, la estrategia del fujimontesinismo se trasladó de los tribunales a la política y su hija Keiko, candidata a la presidencia ahora derrotada, nunca aceptó la culpabilidad de su padre, menos la justeza de la sentencia, con el sonsonete de que el mejor presidente de la historia del Perú y su pretendida inocencia, prometió que lucharía por la libertad del Chino infame por ser clamor popular. Junto a la presión al poder judicial, al propio tribunal constitucional, que parece tiene una resolución que puede llevar a la declarar nula la sentencia que se aplicó a Fujimori, los reiterados chantajes mediáticos de los fujimoristas que no vacilaran para emplear su representación congresal para demandar de manera directa o velada la libertad del criminal, se suman los arreglos por debajo de la mesa con Alan García, un cambalache de indulto por impunidad, parece vienen caminando, e inclusive se vienen cercando al presidente electo Ollanta Humala para presionar desde la opinión pública para que se le conceda el indulto. La primera reunión entre García y Humala parece tuvo como parte de la agenda el asunto del indulto, y por allí se dice que el tema aun cuando no está en agenda se tendrá que tratar desde un primer instante en el nuevo gobierno si antes el Cristo de Alan no hace un nuevo milagro a favor de la liberación del mayor enemigo público de la historia peruana.


Los pretextos que se quieren dar ahora son los mismos de siempre: Reconciliación nacional, olvido y perdón, razones humanitarias para un enfermo declarado como de “alto riesgo” por su depresión y que no está atacado por un cáncer terminal. El reo Fujimori nunca tuvo compasión ante sus víctimas, ni siquiera un atisbo de humanidad al ordenar sus crímenes, ningún remordimiento al sumir al país en la letrina moral de sus gobiernos fulleros.


Presidente Ollanta Humala, ¿está usted dispuesto a lograr la estabilidad política de su gobierno aun al costo de liberar a un criminal comprobado y condenado por violador de los Derechos Humanos? ¿Cuál cree que será el siguiente acto de Alberto Fujimori una vez libre? ¿No se imagina que el fujimorismo, fortalecido con su líder liberado, se volcará desde la oposición política y sus mecanismos golpistas a preparar su derrocamiento? ¿No se da cuenta que si usted decide la libertad de Fujimori habrá derrotado a la justicia y la esperanza de mucha gente que votó por usted y contra la regresión autoritaria, criminal y corrupta del fujimontesinismo? ¿Ha tomado en cuenta que tendrá que abrir las puertas de la impunidad para todos los criminales socios de Alberto Fujimori, inclusive a la liberación de Vladimiro Montesinos? Piénselo Señor Presidente, la excarcelación de Alberto Fujimori significaría convertir la derrota política del fujimontesinismo en una victoria, y convertir el triunfo todavía precario de la democracia y la dignidad en una humillante involución a favor del autoritarismo y la impunidad. De suceder, muchos sentiríamos que todo lo que se hizo por usted durante esta campaña no ha servido de nada. Medite Señor Presidente: Reconciliación no es claudicación.




domingo, 19 de junio de 2011

FELIZ DÍA DEL PADRE, REO FUJIMORI

Si, pese a todo he querido saludarlo, porque usted es padre también. Sin embargo, no sé qué significa para usted la condición de padre, pero estoy seguro que en la intimidad de su hogar fue abrazado más de una vez por sus hijos y usted respondió afectuosamente el cariño. Se lo pregunto porque no creo que haya olvidado usted que muchos padres e hijos fueron privados durante su mandato de esta simple demostración de amor. Usted dirá que no sabe a qué me refiero, pero detrás de su ceño fruncido o su risita cachosa está la verdad: Si lo sabe perfectamente pero ahora quiere callarlo. Usted ha sido condenado a 25 años de prisión efectiva por crímenes que se cometieron durante la dictadura que impuso a sangre y fuego entre los años 1992 y 2000. Por eso no estamos refiriéndonos a un asunto por usted desconocido, pero para refrescarle su memoria debo decirle por ejemplo que usted ordenó la muerte de muchas personas, como aquellas quince personas indemnes que incluyeron mujeres y niños que fueron asesinados a balazos en un humilde solar de Barrios Altos por el comando paramilitar que usted armó y financió. Igual que aquel profesor y los estudiantes de la Universidad Enrique Guzmán y Valle, ¿no lo recuerda?, mejor conocida como La Cantuta, ¿Ahora sí?, qué bien, porque hay que debo hacerle recordar que usted hizo secuestrar, acribillar y luego quemar a estar nueve personas por sus esbirros del grupo Colina. ¿Acaso cree que el Perú olvida que hizo matar a ese bravo dirigente Pedro Huillca sólo porque pensaba diferente a usted, pues siempre pensó que las organizaciones sindicales eran un obstáculo a los intereses económicos que usted siempre defendió al igual que los suyos? A usted me dirijo ahora Reo Fujimori, y repito, es usted solo un reo, un convicto, pues me resulta repugnante decirle ex Presidente, pues usted ha deshonrado a nuestro país y me niego a reconocer como ex gobernante legitimo del Perú a quien asesinó deliberadamente a muchos peruanos y peruanas, entre ellos a muchos que tal vez hoy estarían también esperando su saludo por el día del padre, usted se preció de ser el artífice de una estrategia en la lucha contra la subversión, que en parte fue dedicada a implementar una política encubierta de violación sistemática de derechos humanos. Acaso no vimos sus gestos de soberbia muchas veces en televisión, cuando pasaba a explicar en lugar del Ministro de Defensa, otro criminal preso como usted como el general Nicolás de Bari Hermosa Ríos, o de su asesor y más bien su socio en esta empresa de muerte que fundaron, el ex capitán Vladimiro Montesinos Torres, las bondades de su política contra el terrorismo con la cual esperaba ganarle la guerra a Sendero Luminoso. Ahora sabemos la verdad, que ni usted atrapó a Guzmán y parte de su camarilla, fue un grupo de inteligencia policial desfavorecido de las prebendas del poder político, mal abastecido y peor financiado quien produjo la captura del siglo mientras usted pescaba plácidamente en algún río o lago del país. Sabemos también que usted no ganó ninguna guerra contra el terrorismo, este fue derrotado por la propia gente, por los ronderos y comunidades campesinas que se le enfrentaron derrotando primero el miedo a las represalias y que las fuerzas armadas si algo hizo fue utilizarlos como carne de cañón, armándolas con escopetas de caza y lanzándolas frente a las columnas senderistas. Si sabemos que las fuerzas armadas, con su complacencia, secuestraron, torturaron, asesinaron y desaparecieron a mucha gente, bajo el supuesto de ser terroristas. Esta es la política antisubversiva que usted concibió, planificó y ordenó ejecutar a los mandos militares que le fueron adictos, y que le debían obediencia por miedo y por ser sus cómplices –y del Doc- para aprovecharse del Estado e inclusive sacar provecho en la protección de ese otro poder oculto que es el narcotráfico. ¿Y quiere usted que olvidemos todo esto?, justamente ahora que sus incondicionales del derrotado partido que quiso llevar a su hija a la Presidencia de la República, hoy que aun rumia la cólera por no haber alcanzado la victoria que el pueblo le ha negado, triunfo que le hubiera permitido iniciar la restauración de su siniestra figura en el poder, ese poder que significó para nuestro país años de oprobio, de impunidad y de abuso de poder. Por todo eso, reo Fujimori, le envío desde aquí el saludo de los que no olvidamos por el día del padre, para que usted hoy o mañana, recuerde en ese desfile interminable de imágenes fantasmales, las victimas de su gobierno, de su desprecio de la vida, de su enfermiza vocación de poder por encima de todos y todas, no importando la enorme importancia de ser padre que usted ordenó arrebatar con crueldad y furia desmedidas. Feliz día del Padre, y esperemos que pueda vivir muchos años más, o los suficientes para cumplir con su condena, y que su longevidad pueda ser imperturbable, lo decimos porque no creemos que usted se encuentre muy enfermo, y que nos hemos dado cuenta que la patraña que han montado sus secuaces no permitirá que la gente se conmueva y pida que usted sea puesto en libertad. Porque esperamos que Alan García no se atreva a darle el ansiado indulto, ni el poder judicial o el congreso, o algún medio permita que sea usted excarcelado. Porque usted se merece esta prisión, pues en ningún lugar del mundo sería justo que un padre pueda ser perdonado por el asesinato de sus propios hijos.