Toledo y las promesas incumplidas de la democracia liberal
ALEJANDRO TOLEDO APARECE LIDERANDO LAS ENCUESTAS. Pero también ocupando el ojo de la tormenta política. No es para menos, cuando se esperaba un candidato pragmático y repetitivo, el ex presidente empieza haciendo anuncios que destaparon una olla hirviente en el Perú de nuestros días. Primero con la unión civil entre personas del mismo sexo, luego con los anuncios de la despenalización del aborto y la legalización del consumo de drogas. Aun en sus titubeos y retractaciones, el candidato de Perú Posible termina por poner en la agenda política temas sobre los cuales todos opinan, desde los candidatos, el ubicuo Presidente de la República hasta el metejón cardenal de Lima, entre otros líderes políticos, religiosos y formadores de opinión, y lo mejor, entre los propios ciudadanos.
Las encuestas de IMA e IMASEN dadas a conocer escasos días atrás, evidencia que le está yendo bien en las preferencias del electorado. Acaso con estos resultados preferenciales pasa de seguro a la segunda vuelta y solo faltaría ver quien competirá con él en la pelea de fondo del ballotage. Pero ni las encuestas determinan un triunfo electoral, aunque si vaticinan las tendencias del comportamiento electoral. Por cierto es muy temprano para cantar victoria y todo puede suceder en el bravío y siempre anómalo oleaje de la política peruana como los que se ven en estos días en el litoral.
Por cierto, es momento de saber si los rumbos de la nave son los correctos. Para el líder de Perú Posible parece que sí, por tanto resulta totalmente pertinente saber si los resultados de las encuestas últimas se derivan del impacto de colocar temas tan controversiales. ¿Los temas planteados por Toledo están produciendo estos resultados? No lo sabemos del todo, y seguramente las encuestas posteriores y otros estudios más finos como los cualitativos nos pueden decir si el candidato de la chacana se fue de boca o en verdad la achuntó con sus radicales anuncios y comentarios. Sin embargo, prosigamos con el análisis. Primero veamos si podemos dilucidar el sentido de estas acciones y luego examinemos el contenido democrático de ellas.
Una primera hipótesis que nos hicimos fue en un comentario que hicimos en el Facebook[1] donde anticipamos que los provocadores anuncios hay que ubicarlos en el juego táctico de Perú Posible que no es sólo para consolidar su ocupación del espectro de centro hacia la izquierda, con lo cual debe de preocuparse Ollanta y en menor medida FS, sino que más bien se trata de un giro interesante pues busca extender esta presencia hacia la derecha[2], en una estrategia de atracción de los sectores demócratas liberales que pueden estar entre los electores potenciales de PPK, Castañeda e inclusive Keiko. Si le liga, decíamos, se apodera del centro de la política[3], con lo cual podía asegurar su triunfo y pase seguro a la segunda vuelta, pues es improbable un triunfo en primera, pero lo cierto que al margen del timón electoral, Alejandro Toledo venía colocando la agenda de discusión, aun con las reacciones escabrosas de la mayoría de los otros candidatos.
Una segunda hipótesis es que se trataría de un anuncio efectista, como me lo sugería alguien, un recurso de zorro para entretener a sus sabuesos perseguidores mientras consolida su campaña a nivel nacional.
Ciertamente, existe una tercera hipótesis que no se descarta. Toledo es un demócrata a carta cabal[4] y estaría dispuesto a dejar sus frivolidades para gobernar seriamente el país con un sentido histórico y responsable, dispuesto a radicalizar las reformas democráticas en Estado y sociedad, y pasar por la historia como el presidente del siglo XXI pues hasta podría regresar por un tercer periodo.
Veamos lo primero: Si, efectivamente consideramos que hay un giro táctico importante, pero lo que dudamos es si es perfectamente consciente o mero cálculo o mejor tanteo. Se sabe que no hay una franja demócrata liberal sujeta a partido alguno. Tampoco hubo un partido que encarnara los ideales liberales con tal consecuencia. El APRA fue demócrata liberal en sus inicios, antes de terminar ahogando su grito libertario en el charco de la vulgarísima agitación electoral de la cual nos advirtió Mariátegui en su debate con Haya. El Partido Comunista, menos, los civilismos de todo tipo, inimaginable Por instantes la Democracia Cristiana y Acción Popular, el social progresismo ni siquiera llegó a ser un partido aun cuando se llamó asi alguna vez, y paramos de contar para no afligirnos[5]. Por tanto, no hubo en el Perú el gran partido demócrata liberal como los hubo en Europa o en América del norte. Si existen pequeños núcleos demócratas en el Perú, algunos ligados o influidos desde la izquierda, hasta con izquierdistas conversos a la democracia o si algunos quieren sea más duro, con ex izquierdistas reciclados en ambientalistas o alguna otra opción en la cual creer y militar caídas la utopía y declarado el fin de la ideología, y dedicados a la gastronomía como lo canta Sabina. Pero entre todos estos sectores democráticos aparece más clara y sincera la idea de que la revolución democrática liberal está pendiente, y que por tanto los derechos humanos, la protección del medio ambiente, entre otros, son parte de un programa que va para algunos en la defensa de la democracia a secas, en otros, en el desafío de construir una democracia participativa, en otros más en la posibilidad de entroncar democracia representativa y directa, y en los más entusiastas en radicalizar la democracia o democratizar la democracia. Todas opciones democráticas muy amplias y modernas, que muchas veces acompaña el surgimiento de otras alternativas como aquellas que juegan en pared con el aggiornamento del socialismo desde una perspectiva demócrata y libertaria. Si estamos en lo cierto y Toledo busca representar los intereses de estos ciudadanos y ciudadanos, pues entonces hay una masa crítica para lograr un proceso de consolidación de la democracia vía la democratización de la sociedad y el Estado.
Respecto a nuestra segunda hipótesis, que estaría reduciendo al nativo de Cabana en el hábil rol de provocador, deberíamos decir como antes lo hicimos, de que esta jugada constituye un riesgo político muy alto. La agenda planteada puede ser tomada como mucho más liberal que la que pueda aceptar el electorado conservador que tenemos, más allá de los conservadores ya conocidos que empezaron a reaccionar y que salieron con sus atavismos de siempre a favor del restablecimiento de la pena de muerte, de mecanismos represivos dominantes en estrategias de seguridad nacional, de negar cualquier posibilidad respecto a medidas de suma conciencia democrática y practica estatal moderna como la descriminalización del aborto y la problemática compleja de cómo enfrentar el consumo de drogas y el narcotráfico. En cualquier caso, Toledo puede perder en lugar de ganar si solo es una maniobra de distracción, peor si no se cree su propio rollo como se evidenció de alguna manera en sus vacilaciones en sus declaraciones públicas donde se retractó, se autocorrigió y se autocensuró como en la entrevista concedida a Rosa María Palacios en Prensa Libre, donde nunca antes lo vimos tan débil en momentos que había que aparecer como el cholo de acero.
Por tanto la tercera hipótesis surge a partir de la imposibilidad de la segunda, está más en el deseo que la realidad, y se fundamentaría en la posibilidad de que asistimos con Toledo al nacimiento de un líder demócrata liberal esperado, dispuesto a fajarse consecuentemente por las medidas que anuncia y a gobernar con mano justa y firme por el camino de las grandes reformas esperadas, en otras palabras, la posibilidad de la revolución democrático liberal aún pendiente. Sin embargo, debemos reconocer que hay inmensas limitaciones, y esta que sería una gran aspiración encuentra límites. Primero, que hasta el momento todo se ha movido en el terreno de las libertades y derechos civiles, y de manera muy tangencial respecto a los derechos sociales, económicos y culturales. Hay más que esperar de Toledo y Perú Posible, pero como en el póker, pago por ver. Empero, concediendo el beneficio de la duda, como valorando sus últimas declaraciones donde aparece en contra de los decretos de urgencia cuestionados respecto a su inconstitucionalidad, reclamarse a pulmón como ambientalista, y otras que vaya sacando, pueden acercarse a poner el debate en otros temas como la posibilidad de colocar impuestos a las sobre ganancias mineras, la elección universal de los jueces mediante el voto popular entre otras reformas de la administración de justicia, el ampliar la masa tributaria afectando a los que más tienen mediante impuestos al consumo selectivo, etc. Amén de los otros puntos de agenda institucional de la democracia. Sin embargo, algo que está a la base de todo programa democrático o que se precie de serlo es la íntima vinculación entre libertad e igualdad, donde debemos reconocer que aun cuando difíciles los consensos por la democracia política son posibles. Pero lograr que la democracia se desarrolle en los carriles de la economía y la sociedad suele ser tarea espinosa que convoca al disenso, aún más cuando el modelo económico surgido con la égida del neoliberalismo plantea como una férrea barrera el supuesto que el modelo económico no puede ser cambiado. Aspectos como la inclusión, los derechos sociales, la igualdad de oportunidades, suelen colocarse como meros aspectos paliativos de la rigurosidad del modelo y del control de sus variables macroeconómicas, donde cualquier avance a una democracia social le sabe a los duros de la democracia a secas como invasión comunista. Pero hasta en instrumentos oficiales, suscritos por buena parte de las autoridades y representantes de los Estados latinoamericanos, esta imposibilidad en el encuentro de aparentemente miradas opuestas a la democracia de cuño liberal deviene en un absurdo. Para muestra veamos como relativamente hace poco, en el 2003 suscribimos la Carta Democrática Interamericana, aprobada el 2002, donde muchos de sus artículos nos recuerdan como componentes fundamentales del ejercicio de la democracia la transparencia de las actividades gubernamentales, la probidad, la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública, el respeto por los derechos sociales y la libertad de expresión y de prensa…(art.4), el ejercicio efectivo de las libertades fundamentales y los derechos humanos, en su carácter universal, indivisible e interdependiente (art.7), donde la democracia y el desarrollo económico y social son interdependientes y se refuerzan mutuamente...(art.11). No hay que ser socialista para suscribir plenamente que la pobreza, el analfabetismo y los bajos niveles de desarrollo humano son factores que inciden negativamente en la consolidación de la democracia (art.12). Es más, basta con recordar que Toledo fue unos de los principales impulsores de este instrumento, justo se recuerda el discurso pronunciado el Lima en el 2001 con motivo de presentación del proyecto final de la Carta Democrática Interamericana de la OEA, y donde el entonces Presidente es concluyente en su discurso con lo siguiente “Los pobres esperan mucho de nosotros, porque la democracia no se circunscribe sólo al acto de ir a hacer un ejercicio electoral; los pobres no viven en libertad. Los que viven en la extrema pobreza no ejercitan la democracia.”[6]
Sin ir muy lejos, acaso puede bastar con lo que plantea el PNUD (insospechable de algún izquierdismo) que en un texto fundamental que enfatiza la importancia medular de los ciudadanos como partida, recorrido y llegada de la democracia en América Latina, en palabras de Ricardo Lagos en el prefacio nos dice: “Durante el siglo XX, junto al desenvolvimiento del Estado democrático y social de derecho, la ciudadanía se fue extendiendo por encima de barreras sociales, étnicas y de género, en el mundo y en nuestra América. Asimismo, se extendió el reconocimiento de los derechos y deberes que esa condición involucra: ya no sólo derechos civiles y políticos, sino también derechos económicos y sociales, derechos culturales y medioambientales (…) En ese sentido, llegar a nuestra meta exige perfeccionar una democracia institucional y un sistema de mercados competitivos, pero se necesita más. Tenemos que ser capaces, a la vez, de lograr que el acceso y los beneficios del crecimiento económico, de la inserción internacional, de la democracia, del desarrollo tecnológico, lleguen a todos. Que los ciudadanos y ciudadanas de nuestros países tengan opciones reales de participación en la sociedad” [7]
Por último acaso puede ser siquiera con la honda reflexión del profesor canadiense Macpherson, un teórico de la democracia, quien nos dice que por democracia no se ha de entender simplemente una forma de gobierno o un sistema político constituido por determinadas instituciones, derechos y libertades, sino un tipo de sociedad caracterizado por el derecho igual de todos sus miembros para realizar sus capacidades humanas.[8]
Pudiéramos pasarnos en una prolija revisión de muchos textos al respecto, pero una verdad aparece ineludible: El programa de la democracia (liberal) es mucho más que una reforma política, del Estado, de sus medios, de sus procedimientos. Es una tarea que rebaza cualquier plataforma electoral para extenderse a una profunda transformación cuantitativa y cualitativa de la democracia, aunque como lo venimos sosteniendo en el foro on line La incidencia política de la investigación en contextos electorales compartimos esta apreciación: “Las coyunturas electorales son propicias para la construcción de agendas públicas y suscita el interés de la ciudadanía respecto a propuestas específicas. Un punto de conexión importante son los equipos técnicos responsables de los planes de gobierno con los cuales se puede concertar espacios para discusión pública, mecanismos de seguimiento y evaluación de políticas, y con los aspirantes a autoridades de gobierno, acuerdos específicos en caso de ser elegidos” [9]
En cualquier caso debemos concluir indicando que hasta el momento el debate entre los candidatos presidenciales no empieza, y la agenda hasta hoy colocada por el aspirante Toledo Manrique es importante aunque aún insuficiente, pues se requiere extender el debate a lo que es llamado las condiciones sociales de la democracia que esta entroncado con el bienestar, el desarrollo y la justicia social, temas sobre los cuales hay todavía mucho que decirse, y que constituye parte de la misma agenda política para el debate pues como dijo el presidente de la República Dominicana Leonel Fernández en un evento reciente e insospechable de manejo desde la izquierda: “La transición a la democracia ha sido una historia de éxito para toda América Latina”. Sin embargo, la democracia, agregó, está todavía “en su infancia en América Latina”. Hay elecciones libres y libertad de expresión, pero ahora los pueblos “quieren el progreso económico. Lo que falta en América Latina […] es una combinación de los principios de la democracia liberal con las aspiraciones de la justicia social”. [10]
Sobre el particular, Toledo no termina por esclarecer su perfil y rol a jugar en este debate de fondo de la democracia, pues todavía se muestra como el “aprendiz de brujo” juguetón y despreocupado, antes que como el consumado “gran hechicero” asumiendo de este modo el rol de estadista y líder democrático que muchos peruanos y peruanas esperan de él.
[1] http://www.facebook.com/note.php?created&¬e_id=151190711602374#!/profile.php?id=737280673
(28.01.11)
[2] En un último artículo Sinesio López registra un movimiento similar pero contrario respecto a su trayectoria, dice “… el hombre de la chakana se ha movido con éxito de la derecha al centro derecha y ha invadido el espacio de centro izquierda. Ese es su posesionamiento actual…” (http://blog.pucp.edu.pe/item/123557/un-escenario-movedizo) Nosotros opinamos diferente, el ascenso de Toledo se debió a su giro desde la derecha a la centro izquierda, desde allí está pasando a disputarle el electorado a los otros candidatos. Esa es su posición actual, ocupando el centro domina la posición más favorable para jugar a ganador. Ver
[3] Nuestra apreciación de la estrategia del candidato de Perú Posible lo anticipábamos en otro artículo escrito en noviembre del año pasado donde decíamos: “En cualquier caso, el táctico viraje de Toledo desde posiciones más o menos continuistas desde la derecha, despuntándose por la izquierda, constituiría un intento por ocupar el no tan mítico centro de la política en estas elecciones, lo que no es solo prédica democrática sino que tiene mucho de cálculo y de interés de las élites de su partido para medir sus fuerzas y tentar las alianzas en pos de lograr la ansiada elección…” http://elratonrampante.blogspot.com/2010/11/la-tercera-opcion.html
[4] Y esto no es fabula, pues su vocación democrática la demostró en la lucha contra el régimen fujimorista, en la marcha de los cuatro suyos, donde se ganó un lugar en esa gesta democrática que llevó al derrumbamiento de la cleptocracia. Ese es un mérito que no hay que mezquinar, aun cuando por allí salen a decir que no se hizo para que se elija Presidente, pero allí está el otro mérito: Pudo canalizar electoralmente un movimiento democrático y anti dictatorial muy amplio. Eso tampoco se puede negar aún al margen de ser o no chakanistas, pues no lo somos, pero consideramos que se le debe reconocer como un acto de audacia política que le dio resultados.
[5] El Movimiento Libertad que quiso serlo terminó secuestrado en el FREDEMO, tampoco hablemos del PPC que traicionó el legado del socialcristianismo, menos de Unión por el Perú que pudo haberlo sido de no mediar la miopía de quienes acompañaron a don Javier Pérez de Cuellar.
[6] La Carta Democrática fue una iniciativa recogida e impulsada desde el Perú, a partir de sus antecedentes en el Compromiso de Santiago suscrito para renovar el compromiso con la democracia y la renovación del sistema interamericano, y como tal fue un texto presentado a la Tercera Cumbre de las Américas la iniciativa de sistematizar, perfeccionar y desarrollar el conjunto de normas y mecanismos para la promoción y defensa de la democracia, fortaleciéndolos y adecuándolos a los nuevos desafíos interamericanos, como fue públicamente reconocido mediante la resolución de la OEA aprobada en la segunda sesión celebrada en Lima el 11 de septiembre de 2001. La cita del Presidente Toledo corresponde a la sesión de clausura de esta sesión. Ver: Carta Democrática Interamericana: documentos e interpretaciones. Washington DC, OEA, 2003.
[7] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. La democracia en América Latina: hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos: contribuciones para el debate. – 1ª. ed. – Buenos Aires: Aguilar, Altea, Alfaguara, 2004. (pp-13)
[8] Puede revisarse sus tesis centrales en C.B. Macpherson. La democracia liberal y su época. Madrid: Alianza, 1982, pero tenemos noticia de otros antecedentes en obras anteriores a esta.
[9] Evidence Based Policy in Development Network, EBPDN Latin America.
[10] http://www.america.gov/st/democracyhr-spanish/2010/October/20101025110544x0.5329968.html
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